ESTATUA de CRISTÓBAL COLÓN (1)

Por fin una estatua del almirante. Se trata del tercer reconocimiento en antigüedad que le hace la ciudad, ya que está datado en 1887.

Se encuentra en los jardines del Monasterio de Santa María de las Cuevas, también conocido como Monasterio de la Cartuja, situado en la Isla de la Cartuja. Sus coordenadas geográficas son 37° 23' 53" N ; 6° 0' 29" O.

A propósito de esta isla, tan solo apuntarles que se trata de una pequeña superficie situada entre los dos brazos que el río Guadalquivir tiene en la ciudad de Sevilla. Uno de ellos, el brazo Este, se encuentra cegado y constituye la dársena o Canal de Alfonso XIII, construido en 1946.

El Paseo de Cristóbal Colón discurre paralelo a él.

En relación con el monasterio, comentarles que sus estancias hospedaron al almirante mientras estaba en la ciudad, en la época del descubrimiento. Y que, una vez muerto, sirvió como segundo lugar de enterramiento para sus restos, que reposaron en la capilla de Santa Ana, hoy desaparecida.

Y volviendo a la estatua, decirles que en ella podemos ver a Colón con su mano derecha apoyada sobre un globo, que descansa encima de una columna; mientras que en la izquierda, sostiene un pergamino.

La base de este monumento es de azulejos y sobre ella, se halla un pedestal de mármol de Carrara. En el frente de la base del monumento, se puede leer la siguiente inscripción:

A CRISTÓBAL COLÓN, EN MEMORIA DE HABER ESTADO DEPOSITADAS SUS CENIZAS DESDE EL AÑO DE MDXIII A MDXXXVI EN LA IGLESIA DE ESTA CARTUJA DE SANTA MARÍA DE LAS CUEVAS.

ERIGIÓ ESTE MONUMENTO LA MARQUESA VIUDA DE PICKMAN EN MDCCCLXXXVII.

Como última curiosidad comentarles que a la derecha de la estatua existe aún un ombú que, según la tradición, plantó Hernando Colón hijo del almirante. Eso dicen, pero vaya usted a saber.

Lo que sí les puedo asegurar es que el ombú o bellasombra, llamado así por razones obvias, es una especie de planta arborescente perteneciente a la familia Phytolaccaceae y nativa de la Pampa argentina y uruguaya.

Y nada más que añadir sobre la estatua, pero nos queda pendiente la lectura científica del "huevo de Colón". Y ya saben que no me gusta dejar flecos sueltos.

El huevo de Colón, lectura científica

La supuesta historia sobre el sucedido equilibrista del huevo, guarda también una estrecha relación con la Ciencia. En concreto con la Física. En particular con uno de sus apartados, la Mecánica. Y si les he de ser más preciso, con una de sus especialidades, la Estática.

Para los intereses de esta lectura les retrotraeré a los tiempos escolares, recordando que existen tres tipos de equilibrio: estable, inestable e indiferente. En puridad hay más, pero no viene al caso.

De un equilibrio se dice que es estable si, al perturbarlo, por sí mismo, vuelve al punto anterior de estabilidad. Un péndulo es un buen ejemplo. Aunque lo alteremos tantas veces como queramos, siempre retomará la posición inicial, la vertical. Señal de que estaba estable.

De un equilibrio se dice que es inestable si, al perturbarlo, alcanza un nuevo estado de equilibrio de forma irreversible. El típico castillo de naipes es un buen ejemplo. Una vez golpeado nunca volverá a ser lo que fue. Lo suyo era inestable.

De un equilibrio se dice que es indiferente si, al perturbarlo, no modifica su estado. Un libro caído en el suelo es un buen ejemplo. La típica expresión “de ahí no pasa”, cuando algo se nos cae al suelo, define de forma gráfica la situación. Es indiferente a lo que le hagamos.

Dicho lo cual sobre el equilibrio y asociándolo con el huevo, es evidente que Colón sabía de la condición de equilibrio inestable de un huevo en vertical.

La más mínima perturbación haría que cayera hacia un lado, quedando en horizontal y por tanto pasando a un nuevo estado de equilibrio, el indiferente.

Alcanzar el equilibrio estable es lo que intentaron, una y otra vez, los nobles envidiosos, sin pensar en lo más fácil: aumentar la superficie de apoyo, cascando una de sus puntas con cuidado y llevando al huevo a un equilibrio estable. (Continuará)