sábado, 31 de octubre de 2009

Distancias astronómicas en Sevilla (I)

Hojeando con hache libros de texto de ES, de uno de ellos me ha llamado la atención un tema. Bueno ahora lo llaman unidad didáctica, pero en definitiva es igual. Viene a ser lo que toda la vida se ha llamado una lección del libro. Ya saben puro eufemismo docente.

El caso es que ésta (me quedo con lección) lleva por título “Universo y Sistema Solar” y la verdad que es muy interesante. El texto se acompaña de magníficas ilustraciones, gráficas y fotográficas, que ayudan a imaginarnos a los cuerpos celestes que componen nuestro Sistema Solar, sus formas y su distribución en el espacio.

El problema de la escala
Sin embargo me temo que fallan en la mayor. Perdonen pero ya saben que me dedico a la cosa ésta de la enseñanza. Y me resulta casi inevitable no caer en esto que llaman "deformación profesional".

Pero bueno a lo que iba, los dibujos yerran porque no nos dan una idea exacta del tamaño de lo que estamos viendo, ni del valor relativo de las distancias que nos muestran.

¿Son adecuadas estas ilustraciones para comprender las dimensiones reales?
¿Nos permiten hacer comparaciones correctas entre los tamaños de los cuerpos celestes?
¿Son correctas las distancias relativas entre Sol, planetas y satélites?

Para poder contestar a estas preguntas lo que primero debemos comprender es el tamaño real del sistema del que estamos hablando. Las dimensiones de los espacios que están en juego.

Tengo la impresión de que aunque son muchas las personas, que pueden hablar y escribir de estas cifras astronómicas e incluso calcular con ellas, muy pocas pueden en realidad imaginar su dimensión y significado.

Intentaremos con ayuda de un sevillano modelo mental, hacernos una idea de las proporciones que están en juego.

Será nuestro modelo a escala sevillana y empezaremos con el sistema Tierra-Luna.

Tierra y Luna
Si redujéramos nuestro sistema solar cien millones de veces (escala 1:100 000 000), la Tierra quedaría reducida entonces al tamaño de una esfera de trece centímetros (13 cm) de diámetro. Sería como una naranja grande.

A esa misma escala, tendríamos que imaginarnos la Luna como una pelota de ping-pong. Es decir, una esfera de treinta y cinco milímetros (3,5 cm) de diámetro, girando alrededor de la Tierra-naranja a una distancia de casi cuatro metros (3,8 m), con lo que su órbita alcanzaría, por consiguiente, un diámetro del doble (7,6 m).

Es decir, el sistema Tierra-Luna o naranja-pelota de ping-pong podría caber, a esta escala, dentro de un espacio de ocho por ocho metros.

Si colocáramos la naranja en medio de nuestro salón, la pelota nos caería en el dormitorio de los niños, aproximadamente, pero ambos nos cabrían en el piso.

Tierra
En este modelo, la superficie de nuestro planeta-naranja aparecería casi completamente lisa. Más bien presentaría el aspecto de una bola de billar.

El monte Everest, el punto más elevado de nuestro planeta, tendría en nuestro modelo una altura de 0,08 mm.

Quizás pudiéramos percibirlo como una diminuta aspereza, al tocarlo con unos dedos de yemas muy, muy sensibles. (Continuará).

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