(Continuación) Y si echásemos el aliento sobre la superficie del globo terráqueo reducido a esta escala, el espesor de la capa que se formaría a consecuencia del aliento, superaría ya en proporción, a la profundidad de nuestros océanos. Y dejando la Tierra atrás…
En nuestro modelo tendría un diámetro de sólo siete centímetros (7 cm), sería como una naranja pequeña y lo más cerca que se encontraría de nosotros sería a unos quinientos metros (500 m), cuando nuestro planeta le pasara precisamente, por decirlo así, la “órbita interior”.
Con semejantes dimensiones, mucho me temo que el modelo completo (T-L-M), no cabría ya en nuestro piso. Ni en el bloque de pisos. Ni en la manzana de bloques de pisos donde vivimos. Nos haría falta casi el barrio completo. Por no cansar damos un salto grande. Nada menos que al Sol.
O sea que por tamaño ni siquiera cabría ya dentro de un edificio normal.
Y por distancia se hallaría aproximadamente a un kilómetro y medio (1,5 km), que es la distancia que hay desde El Costurero de la Reina hasta el cruce de la Botella por nuestro paseo de La Palmera.
¡Concretamente sería de casi sesenta kilómetros (60 km), la distancia hasta el planeta Plutón, con sus 6 cm de diámetro, una naranja pequeña, en el susodicho modelo!
Mucho me temo paciente y amable lector, que el modelo a escala que empezaba en el salón de nuestro piso llega más allá de Morón de la Frontera.
Es casi imposible construir una maqueta didáctica del Sistema Solar, pues la proporción entre las dimensiones de los cuerpos celestes y las distancias que los separan lo dificulta.
Sobre todo cuando queremos representar, de forma simultánea, ambas: el tamaño de los cuerpos y las distancias que los separan.
Como ocurre en los dibujos que he observado en los libros que empecé hojeando (con hache) y he terminado ojeando (sin hache).
Marte y Tierra
El siguiente salto sería Marte, nuestro planeta vecino en el Sistema Solar.En nuestro modelo tendría un diámetro de sólo siete centímetros (7 cm), sería como una naranja pequeña y lo más cerca que se encontraría de nosotros sería a unos quinientos metros (500 m), cuando nuestro planeta le pasara precisamente, por decirlo así, la “órbita interior”.
Con semejantes dimensiones, mucho me temo que el modelo completo (T-L-M), no cabría ya en nuestro piso. Ni en el bloque de pisos. Ni en la manzana de bloques de pisos donde vivimos. Nos haría falta casi el barrio completo. Por no cansar damos un salto grande. Nada menos que al Sol.
De aquí al Sol
Sería el primer gran salto. El Sol, en este modelo imaginado, sería una esfera de catorce metros (14 m) de diámetro aproximadamente, casi de vez y media la altura de los trampolines de saltos de la piscina del Labradores.O sea que por tamaño ni siquiera cabría ya dentro de un edificio normal.
Y por distancia se hallaría aproximadamente a un kilómetro y medio (1,5 km), que es la distancia que hay desde El Costurero de la Reina hasta el cruce de la Botella por nuestro paseo de La Palmera.
Dando un vuelta por Plutón
Y para llegar al, ya obsoleto, extremo de nuestro Sistema Solar, hasta la órbita de Plutón, tendríamos que hacer, en nuestro modelo, dos jornadas de marcha realmente fatigosas¡Concretamente sería de casi sesenta kilómetros (60 km), la distancia hasta el planeta Plutón, con sus 6 cm de diámetro, una naranja pequeña, en el susodicho modelo!
Mucho me temo paciente y amable lector, que el modelo a escala que empezaba en el salón de nuestro piso llega más allá de Morón de la Frontera.
Conclusión
Los sencillos cálculos anteriores nos indican que, aunque de gran valor informativo e imaginativo, debemos ser especialmente cuidadosos con los contenidos formativos que podamos extraer de tales ilustraciones.Es casi imposible construir una maqueta didáctica del Sistema Solar, pues la proporción entre las dimensiones de los cuerpos celestes y las distancias que los separan lo dificulta.
Sobre todo cuando queremos representar, de forma simultánea, ambas: el tamaño de los cuerpos y las distancias que los separan.
Como ocurre en los dibujos que he observado en los libros que empecé hojeando (con hache) y he terminado ojeando (sin hache).
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