sábado, 17 de agosto de 2024

Wolframio y Tycho Brahe

Recientemente la revista Heritage Science publicaba los resultados de unos análisis realizados por la Universidad del Sur de Dinamarca sobre algunos de los pocos restos químicos que quedaron del laboratorio de alquimia que el astrónomo renacentista Tycho Brahe (1546-1601) tenía bajo su residencia y observatorio, en el castillo de Urania (Uraniborg), en la actual isla sueca de Ven y que fue destruido tras su muerte.

Del lugar solo se conservan unas pocas de sus recetas y en una excavación realizada entre 1988 y 1990 se encontraron en el jardín fragmentos de cerámica y vidrio algunos de los cuales, cuatro de vidrio y uno de cerámica, fueron sometidos a análisis químicos para determinar con qué elementos estuvieron en contacto los recipientes originales.

Un análisis sorprendente pues entre las sustancias químicas detectadas se encontró wolframio W, y le digo sorprendente porque dicho metal no sería descrito hasta casi dos siglos más tarde: ¿cómo es eso posible?; además, ¿sustancias químicas en el laboratorio de un astrónomo?; y algo más, ¿el wolframio no lo descubrieron dos españoles? Veamos.

Para empezar el danés Brahe no solo observó los cielos -está considerado el más grande observador del período anterior a la invención del telescopio- e ingenió más de un instrumento óptico, sino que se dedicó a la alquimia en un intento de elaborar medicamentos contra la peste y la sífilis o lepra, fabricando oro Au (s) a partir de minerales y metales menos valiosos, ya sabe, la quimérica ensoñación de la transmutación alquímica.

Y así se encontraron en dichos restos muestras de níquel Ni, cobre Cu, zinc Zn, estaño Sn, antimonio Sb, oro, mercurio Hg o plomo Pb metales nada sorprendentes de hallar en el laboratorio de un alquimista, pero no así el intrigante wolframio o tungsteno que no fue descubierto hasta dos siglos después.

Todo apunta que este metal pudo llegar al laboratorio a través de algún mineral y que allí pudo haber sufrido algún tratamiento que lo separara sin que Brahe se diera cuenta. 

Y aunque se atribuye al químico sueco Carl Wilhelm Scheele su descubrimiento, éste solo sugirió su existencia en el mineral scheelita (entonces conocido como tungsteno) y únicamente fue capaz de aislar el compuesto trióxido de wolframio WO3 (s), pero no la sustancia química wolframio (s).

Es en 1783 cuando dos hermanos químicos riojanos Juan José y Fausto Elhuyar lo aislaron, siendo uno de los tres metales obtenidos por españoles, junto con el platino Pt y el vanadio V, y el único de los tres aislado y descrito enteramente en España.

De él comentar que, si bien no hay dudas acerca del símbolo, sí existe una polémica acerca de su nombre: o el término tungsteno, popular en el mundo anglosajón y latinoamericano, o el de wolframio, preferido por los miembros de la IUPAC y los organismos de la lengua española.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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