(Continuación) Pero dicho enriquecimiento no solo fue en el terreno profesional, también en el económico pues llegó a vender los derechos de la segunda edición por 400 000 maravedíes, una auténtica fortuna en la época, y es que, no en vano, su contribución a la farmacognosia fue más que relevante.
No ya por la forma de presentar los resultados de sus
investigaciones, interesándose sobre todo por la aplicación terapéutica, al
describir el producto, la manera de prepararlo, de administrarlo y sus usos
curativos.
Sino porque llegó a crear medicamentos especializados, es
decir, preparaciones farmacéuticas en fórmulas magistrales, presentadas en el
mercado y destinadas al consumidor, tal y como fue su jarabe de zarzaparrilla.
Otra forma de enriquecerse que, para más inri, no fue la última.
Leyenda
negra profesional
No. Estos asuntos comerciales le permitieron vivir con comodidad e invertir en otros de los que nuestro hombre sacó grandes beneficios. Monardes -a pesar de que nunca estuvo en América, no hay constancia de ningún viaje suyo ni aparece en ningún listado de pasajeros-, estaba al tanto de las extraordinarias propiedades (culinarias, salutíferas, placenteras) de los productos de ultramar.
La información le llegaba a través de los pasajeros de
las Indias, médicos que habían ejercido en aquellas tierras, funcionarios
coloniales, soldados de fortuna, comerciantes, frailes o marineros que
retornaban al Puerto de Sevilla.
Y vio su oportunidad y, de alguna manera, con ella un
aspecto negativo que constituiría la leyenda negra de su biografía profesional,
los claroscuros que le comentaba al principio.
Emprendió diversos negocios mercantiles, unos con éxito y otros no, cultivando diversas plantas americanas en su propio huerto y, en especial, los relacionados con el comercio: traía grana o cochinilla, para la elaboración de tintes de color carmín, cueros, productos medicinales y, sobre todo, esclavos.
Lo que no deja de sorprender pues en una de sus primeras
obras critica el uso de plantas exóticas en la medicina, argumentando que, con
el traslado y manipulación de las mismas, no se conservaban las propiedades
originales.
Lo que en principio puede que no ande falto de lógica y
razón, así como tampoco en el hecho de que cambiara de opinión con el tiempo,
gracias a los descubrimientos que realizó sobre las mismas y que le hizo
defenderlas a ultranza.
Un cambio al que no habría nada que objetar si este giro, ¿copernicano? de 180º, se hubiera debido a un cambio de actitud científica y no, como parece estar demostrado, a los enormes beneficios económicos que le reportó la venta de plantas americanas.
‘Historia
Medicinal’ y EEAH
Por cierto, a escasos cinco minutos a pie de donde el azulejo jardinero, se encuentra la Escuela de
Estudios Hispano-Americanos EEAH del CSIC, en la calle Alfonso XII
16 (41002), cuya biblioteca dispone de tres ejemplares de la obra principal de Monardes
en diferentes ediciones, recuerdo una de 1574; cuatrocientos cincuenta años la
contemplan. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 11
de marzo de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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