sábado, 10 de agosto de 2024

DCPS. Azulejo del jardín botánico de Monardes (3)

(Continuación) Jardín-huerto que discurría a lo largo del lateral del Convento de dominicas de Santa María de Pasión, entre las calles Azofaifo y Vargas Campos, y de cuya iglesia quedaron al descubierto esculturas, lápidas, columnas y arcos que permanecen expuestos en el hotel erigido en su lugar, según reza en una placa colocada de 2022 en su fachada.

Es, ya se lo imagina, el signo de los tiempos. Una finca la de Monardes que con fachada a Sierpes acababa en la Casa Condesa de Lebrija, no muy lejos por tanto de la que sería la primera Fábrica de Tabacos de Europa y del mundo.

Fábricas de tabacos y Sevilla

Que se empezaría a construir en Sevilla (1620), en la morería de la collación de San Pedro, para luego trasladarse (1760) a un edificio de nueva planta sito a extramuros de la ciudad, y que fue el más grande de Europa; el mismo que es hoy día sede principal de la Universidad de Sevilla (US) en la calle San Fernando.

Vaya en primera derivada sin posterior desarrollo, que hablar de tabaco en Sevilla es rememorar a las cigarreras y el mito de Carmen; sí, el tabaco y la ciudad forman un binomio muy importante, que con el tiempo pasó a ser trinomio, pero esa es otra historia.

En otro orden de asuntos, seguro que sabe que la fábrica de la cosa del “fumaque” no se quedó tampoco cerca de la Puerta de Jerez, junto al Colegio de San Telmo y el otrora convento de San Diego, un antiguo lugar de enterramientos romano conocido como las Calaveras.

A comienzos de la década de los años 50 del siglo pasado la factoría se trasladó a unas instalaciones en el barrio de Los Remedios, allá en la orilla de poniente del rio Guadalquivir, el Río Grande, donde permaneció hasta 2007. Así que tres, fueron tres, las fábricas del “fumaque” en Sevilla, ciudad donde se inventó el cigarrillo, o eso cuentan… Y Sevilla, Manuel Machado.

Monardes: otras publicaciones y un gabinete

Sus estudios, experimentos e investigaciones quedaron plasmados, vuelvo al jardín de Monardes, en las obras que escribió, siguiendo buena parte de ellos la corriente humanista, por influencia nebrijense de recomendar el estudio directo de los clásicos.

Además de los ya citados es de destacar, dentro de la terapéutica y la materia médica: Primera, segunda y tercera partes de la historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en medicina; Tratado de la piedra bezaar, y de la yerva escuerçonera.

Diálogo de las grandezas del hierro, y de sus virtudes medicinales; o Tratado de la nieve y del beuer frío, su obra más significativa y conocida, publicada en tres partes bajo diversos títulos (1565, 1569, 1574), y reimpreso sin cambios, en 1580. (Continuará)


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[**] El original de esta entrada fue publicado el 04 de marzo de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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