[Esta entrada apareció publicada el 16 de febrero de 2024, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Mestizaje, en su acepción más generalista de “mezcla de elementos de origen diverso que da origen a uno nuevo” y, arquitectura, entendida como ese algo nuevo, una disciplina “mestiza” en la que se aúnan ciencia, técnica y arte a fin de proyectar, diseñar, mejorar, crear o restaurar edificios, espacios y estructuras, a partir de las necesidades del ser humano.
Y todo esto enmarcado en el complejo mundo social en el que vivimos, donde las motivaciones e ideas políticas están siempre presentes influyendo a su manera. En opinión del arquitecto germano-estadounidense Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969), conocido y reconocido como uno de los pioneros de la arquitectura moderna, “La arquitectura es la voluntad de una época traducida al espacio”.
De modo que podemos decir que en esta disciplina todo tiene cabida, desde la historia y la geografía, hasta la antropología y el medio ambiente, pasando por la ciencia y la sociedad siendo, inevitablemente, un reflejo de todas ellas. Digo sociedad porque sin duda la arquitectura no tiene sentido sin las personas y lo que ellas implican: necesidades, esperanzas, aspiraciones y entusiasmo.
Y yendo de lo general
a lo particular, ejemplos de la relación entre ciencia y arquitectura no faltan
como ya se puede imaginar: con la química, dada la necesidad de sus
conocimientos a la hora de producir los materiales adecuados; o con la física
y la matemática para la realización de los cálculos estructurales y de
resistencia de materiales necesarios.
Basta que pensemos
cómo a partir de construcciones fundamentadas en gruesos muros de piedra y
arcos, pasamos a las cúpulas y bóvedas en busca de espacios cada vez más
amplios, hasta que el hormigón armado nos permitió dar rienda suelta a la
imaginación en la creación de vanos inmensos e inusuales voladizos.
Sin contar que en la fachada del Partenón -templo griego más conocido del mundo, símbolo del arte griego clásico construido entre 447-438 en la Acrópolis de Atenas-, se manifiesta la célebre relación áurea, es decir, la no menos conocida serie de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144…) en la que cada término es suma de los dos anteriores.
De la inspiración que
la arquitectura recibe de la geometría y las relaciones numéricas
tenemos más muestras como: la simetría ornamental de los frisos árabes; la
octogonal del interior de la iglesia de Santa María de los Ángeles de
Florencia, diseñada por el arquitecto italiano Filippo Brunelleschi (1377-1446), y que en el exterior se multiplica
por dos.
O la presente en la
cúpula geodésica ideada por el arquitecto canadiense Richard Buckminster
Fuller (1895-1983), basada en poliedros generados a partir de un icosaedro
o un dodecaedro. La arquitectura tiene como objetivo la eternidad. Christopher
Wren.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
ÍNDICE
No hay comentarios :
Publicar un comentario