viernes, 28 de julio de 2023

Triángulo de las Bermudas. Siglo XXI: En busca de más explicaciones, M. Shermer

(Continuación) Muchos de los barcos desaparecidos que se citan en los relatos, en realidad se hundieron fuera del triángulo, a cientos de millas; y de otros tantos que sí lo hicieron en él, se ocultaron pruebas que certificaban que no eran una desaparición, sino un hundimiento convencional por fallos de los pilotos o del navegante.

Es más, en su libro Kusche también demuestra que ni siquiera se producen tormentas especialmente virulentas en la zona, de hecho, en nuestro planeta, existen lugares mucho más peligrosos, como “Los 40 rugientes”, una franja longitudinal que discurre entre los paralelos 40 y 50 del hemisferio sur.

Para el estadounidense todo empieza con una investigación descuidada de Berlitz y se desarrolla y perpetua merced a una serie de escritores que, consciente o inconscientemente, se sirvieron de errores, razonamientos incorrectos, simple sensacionalismo o interés económico, que de todo hay. Vamos que se queja de que muchos se han limitado a apilar magufadas, sin investigar ni una solo.

Otros autores

Pero sobre todo destaca a Berlitz, el más popular de todos, a quien, por decirlo de manera suave, acusa de no investigar los casos de los que escribe, contribuyendo a sedimentar una mentira y así, por ejemplo, obvia decir en su relato que cuando desaparecieron las naves, el mar estaba azotado por una feroz tormenta.

O afirma que se habían hundido en el triángulo, cuando en realidad lo habían hecho lejos de la zona de marra; ya sabe, el consabido “repite, repite, que algo queda”, vamos que lo pone de ganapán, mentiroso y charlatán.

Un posicionamiento que pronto compartieron otros autores como el polifacético francés Jacques Cousteau (1910-1997), quien no dudaba en afirmar: “El tan comentado triángulo de las Bermudas no es tal punto de desapariciones misteriosas, sino un simple montaje publicitario que radica en el interés de ciertas empresas editoriales por vender libros. Un camelo”. Más claro, agua.

Por qué creemos en cosas raras (2008)

Y para claro, clarinete, el libro del científico y divulgador Michael Shermer (1954) que lleva de subtítulo Pseudociencia, superstición y otras confusiones de nuestro tiempo, en el que alude a la crédula tendencia de la gente a otorgar explicaciones sobrenaturales a fenómenos totalmente naturales.

Por cierto, ¿usted oye ruidos por la noche en su casa?, ¿escucha cómo se le cae al vecino de arriba, una bola al suelo que rebota y rueda? ¿Inexplicable  o sólo inexplicado? Tito tatín, tatín, ta tito tito tin...

O a la de perpetuar noticias falsas y falseadas, ahora la llaman fake news, como que las espinacas tienen mucho hierro o que hay que beber 2 L de agua al día, éstas dentro del campo de las pseudociencias ligadas a la salud. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

 


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