jueves, 26 de septiembre de 2019

Equinoccio de septiembre [CR-54]

El próximo lunes 23 y a las 9 h 50 min hora roteña, una menos en las islas Canarias, tendrá lugar el equinoccio de septiembre con el que entraremos de pleno derecho en la otoñal estación astronómica si bien a nadie escapa que desde el punto de vista meteorológico ya andamos medio metidos en ella, porque no es igual, aunque parezcan lo mismo, lo astronómico y lo meteorológico.

Una fecha de inicio que no es siempre la misma pues a lo largo de este siglo caerá entre los días 21 y 24 de septiembre ambos inclusives, estando el más tempranero en sus postrimerías (2096), ya veremos quienes están aquí para ratificarlo, y la más tardía ya ocurrió pues fue en el 2003. Variaciones de un año a otro que se deben a la necesidad metrológica de encajar la secuencia de años según el calendario, algunos son bisiestos, con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol, es decir el año trópico.
Son exigencias matemáticas de la cinemática celeste.

Una estación que durará 89 días y 20 horas, terminando el domingo 22 de diciembre con el comienzo de la siguiente, a saber, el invierno. Ya saben lo que nos dice el rapsoda, el otoño dura lo que tarda en llegar el invierno, y como muchos de los asuntos humanos estos inicios son frutos de un acuerdo. Por convenio se han hecho coincidir con aquellos instantes en los que el planeta ocupa determinadas posiciones en su órbita alrededor del Sol. En este caso con aquella en la que el centro del astro, visto desde la Tierra, cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur. 

Entonces, la duración del día y la noche prácticamente coinciden, de ahí que se le conozca como equinoccio (del latín aequinoctium, ‘noche igual’). Naturalmente, esto que les digo es para el hemisferio norte porque, justo en ese mismo instante, pero en el sur, lo que se inicia es la estación primaveral. Una cuestión de perspectiva.
Y para que no la pierdan, les recuerdo que el término equinoccio se corresponde con un hecho singular, con una coincidencia espacial que dura sólo un momento. Así que no es una fecha, ni dura un día entero, aunque llamemos así al día en el que ocurre ese fenómeno fugaz. Sí, el cambio astronómico de estación se produce instantáneamente. Por el contrario, el cambio meteorológico, no ocurre de forma tan repentina. A causa del doble y continuo movimiento de rotación y traslación del planeta, se produce de forma gradual y constante con el transcurrir de días, semanas y meses. Les dejo con una unamuniana, La verdadera ciencia enseña, sobre todo, a dudar y a ser ignorantes’.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 20 de septiembre de 2019, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.



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