viernes, 28 de septiembre de 2018

Dos cortes de leche. Cortado bioquímico (y 4)

(Continuación) Una sustancia simple gaseosa el tal oxígeno O2, que al parecer el sueco Scheele descubrió antes, y de forma independiente, que lo hicieran los no menos reputados científicos, el polímata inglés Joseph Priestley (1732-1804) y el guillotinado francés Antoine Lavoisier (1743-1794).
Pues bien, volviendo al sueco, él fue el primero en refinar en 1780 el ácido láctico a partir de leche agria. Al César lo que es del César.
Y siguiendo en esa línea de reconocimiento de autorías, no fue hasta casi treinta años después, en 1808, cuando otro químico sueco Jöns Jacob Berzelius (1779-1848) descubrió la liberación que se produce de este ácido en los músculos, al realizar esfuerzos físicos intensos. Sí, las agujetas de las que les escribía ayer.
Por cierto que Berzelius es uno de los ‘Padres de la química moderna’ junto al naturalista, matemático y meteorólogo británico John Dalton (1766-1844), el químico, biólogo y economista francés Antoine de Lavoisier (1743-1794) y el filósofo natural, químico, físico e inventor irlandés Robert Boyle (1627-1691).
Que vaya cuatro. Menudo filón de nexos científicos nos ha dejado el lácteo el ácido láctico y sobre el que a no tardar volveremos.
Y en su particular historia tuvo que transcurrir casi medio siglo más, antes de que en 1856, el químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur (1822-1895) descubriera el lactobacillus y su significativo papel en su producción. Del científico ya hemos dado algunas pinceladas en este negro sobre blanco, por lo que continúo con el ácido.
Del que solo diremos aquí que su estructura fue determinada en 1873 por el químico alemán Johannes Wislicenus (1835-1902), y que desde 1895 se produce de forma comercial.
Bueno pues hasta aquí otro de los muchos mitos que sobre la leche existen, el de “Después de la leche, nada eches”, y de los que como se podrán imaginar no todos son ciertos. Ya tratamos: “¿La leche hay que hervirla siempre antes de tomarla?” o “¿Es cierto que la leche de antes, era mejor que la de ahora?”, entre otros.
Y quedan en el tintero otras leyendas lácteas, que seguro le suenan: “No se debe tomar leche después de la lactancia”, “La leche es buena para la piel” o “No se la debe tomar si huele mal”, entre otras muchas, dejando al lado con su permiso la tontuna de la leche cruda ¿(Continuará)?
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



1 comentario :

Antonio Leal dijo...

Podría hacer un índice de las entradas que, sobre la leche, aparecen en el blog. Felicitaciones y gracias