La expresión “Tener la fe del carbonero”, o simplemente “Fe de carbonero”, hace referencia a ese tipo de personas que, aunque no entienden nada de lo que se está tratando, creen sin embargo en ello, por la simple razón de que le han dicho que hay que creérselo.
Se alude con ella a la fe de las personas que adoptan firmemente unas ideas, sin necesitar de explicaciones o pruebas que le demuestren que sus creencias son acertadas.
Fideísmo vs racionalismo
Como el “carbonero” de la frase que, no sólo cree sin saber ni entender de lo que se trata, sino que no necesita que le den razones para ello. Él admite que es cierto, sólo porque le dicen que lo es y que hay que creérselo. Así, sin más.Es una clara actitud de lo que se conoce como fideísmo. Que deriva del latín fides, fe, y alude a la actitud de quien piensa que no es necesario dar razones sobre lo que se cree.
Se trata de una tendencia teológica que incide, de forma exclusiva en la fe, minimizando la capacidad de la razón para conocer ciertas verdades, como las religiosas.
Una doctrina, el fideísmo, profesada por algunos religiosos y según la cual, a Dios no se puede llegar por la razón, sino sólo por la fe. Una postura que tiene en frente a otra, el racionalismo.
Del latín ratio, razón, este sistema filosófico considera como verdadero y cierto, sólo lo que se puede explicar de forma racional, desde la razón. Una doctrina por tanto, basada en la omnipotencia e independencia de la razón humana.
Como tal corriente de pensamiento filosófico, el racionalismo, se desarrolló en el continente europeo a lo largo de los siglos XVII y XVIII, y fue formulada por el filósofo, matemático y físico francés René Descartes (1596-1650).
Fideismo y racionalismo. Creencia y ciencia. Fe y razón. Esos son los extremos de esta línea argumental, la cuestión está en saber si existe un punto intermedio.
Un antecedente de la frase
En una primera aproximación, la susodicha frase nos la encontramos en una anécdota relacionada con un obispo de Ávila.En concreto con Don Alonso Tostado de Madrigal (1410-1455), clérigo, académico, escritor muy prolífico y obispo de Ávila por poco tiempo (1454-1455).
Una buena prueba de lo mucho que escribió “el Tostado”, que así era apodado el hombre, nos la da es frase que se suele aplicar a los que escriben mucho.
Quizás no le suene pero, en ciertas regiones españolas, se dice de ellos que “escriben más que el Tostado”, en clara alusión al prolífico obispo abulense, que dejó pocos palos sin tocar.
Y como les ocurre a todos los que escriben mucho, que yerran mucho, “el Tostado” emitió alguna que otra opinión, sobre lo divino y lo humano, que resultaron algo audaces y sospechosas para la época.
Lo suficiente al menos como para que, al docto entender de preclaras cabezas de la iglesia, le hicieran sospechoso de herejía. Un mal asunto en aquellos tiempos, recuerde, siglo XV.
Tanto se llegó a dudar de su fe en la verdad católica que, en sus últimos momentos ya en el lecho de muerte, quienes le cuidaban trataron de asegurarse de que emprendía el viaje con una fe ortodoxa, intacta y sin mancha.
De ahí que no cesaran de preguntarle sobre ella. Y de ahí, pienso yo, que el pobre hombre, visto en semejante trance, sacara fuerzas de flaqueza y exclamara:
-Yo, ¡como el carbonero!, hijos ¡Mi fe es como la del carbonero!
Se ve que el obispo estaba ya hasta la misma punta del pelo. Del pelo del asunto de la fe, claro. Pues eso. Y no hay más.
Se trata de una historia simpática la del obispo, si no fuera porque nos deja tal como estábamos, porque: ¿Quién era ese carbonero? ¿Cómo era su fe? ¿Por qué la reclamaba para sí el señor obispo?
4 comentarios :
¿Por qué la feria de abril sevilla se celebra en mayo?¿por qué no en fecha fija?
"Lo creo porque es absurdo" dijo Tertuliano...
El único animal en la naturaleza que conoce la fe, es el ser humano.
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