Fue llamado así en honor a las Februa de las Lupercales. Una fiesta anual de expiación o purificación que los sabinos celebraban en una fecha que hoy estaría alrededor del 15 de febrero. Su nombre ‘februa’ deriva de ‘februum’, una especie de correa.
Originariamente, febrero, era un mes infausto (sin fiestas), pero tras la fundación de Roma y el posterior surgimiento del Imperio Romano, la ciudad tomó prestado el nombre de las fiestas para designar el mes en que éstas tenían lugar, que por entonces, recuerden ya lo hemos contado, era el último del año.
Febrero es el segundo mes del año en el calendario gregoriano y tiene 28 días los años normales y 29 los bisiestos. En muy raras ocasiones ha habido un 30 de febrero, si bien no han faltado. Una de ellas con la conversión del calendario juliano al gregoriano. Otra, cuando el intento de adopción de un calendario revolucionario, en el que todos los meses tenían 30 días. Ýa se lo contaré en otra ocasión.
En realidad el término februo pertenece a la mitología etrusca. Es el dios de los infiernos, similar a Plutón, el dios del mundo subterráneo y el nombre de nuestro, hasta hace apenas tres años, noveno planeta.
El planeta recibió este nombre, entre otras muchas propuestas, quizás, debido a que está tan lejos del Sol, que se encuentra en la más completa y perpetua oscuridad. Quizás también, porque "PL" son las iniciales de Percival Lowell, el famoso astrónomo estadounidense. No. No está clara la razón del plutoniano nombre.
Un último apunte. Curiosamente, el planeta Plutón fue descubierto por el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh en el mes de febrero. Exactamente el 18 de febrero de 1930. Muy cerca de las antiguas februas romanas, con las que abríamos esta calendaria entrega.
Parece como si el azar cerrara la enrocada andadura febrerina. A veces las casualidades ocurren.
Originariamente, febrero, era un mes infausto (sin fiestas), pero tras la fundación de Roma y el posterior surgimiento del Imperio Romano, la ciudad tomó prestado el nombre de las fiestas para designar el mes en que éstas tenían lugar, que por entonces, recuerden ya lo hemos contado, era el último del año.
Febrero es el segundo mes del año en el calendario gregoriano y tiene 28 días los años normales y 29 los bisiestos. En muy raras ocasiones ha habido un 30 de febrero, si bien no han faltado. Una de ellas con la conversión del calendario juliano al gregoriano. Otra, cuando el intento de adopción de un calendario revolucionario, en el que todos los meses tenían 30 días. Ýa se lo contaré en otra ocasión.
En realidad el término februo pertenece a la mitología etrusca. Es el dios de los infiernos, similar a Plutón, el dios del mundo subterráneo y el nombre de nuestro, hasta hace apenas tres años, noveno planeta.
El planeta recibió este nombre, entre otras muchas propuestas, quizás, debido a que está tan lejos del Sol, que se encuentra en la más completa y perpetua oscuridad. Quizás también, porque "PL" son las iniciales de Percival Lowell, el famoso astrónomo estadounidense. No. No está clara la razón del plutoniano nombre.
Un último apunte. Curiosamente, el planeta Plutón fue descubierto por el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh en el mes de febrero. Exactamente el 18 de febrero de 1930. Muy cerca de las antiguas februas romanas, con las que abríamos esta calendaria entrega.
Parece como si el azar cerrara la enrocada andadura febrerina. A veces las casualidades ocurren.
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