domingo, 16 de octubre de 2011

Tentación de exculpación

Es normal que cada uno se consuele en esta vida como bien pueda o entienda. Por lo general echando balones fuera. Entiéndanme. Culpando a alguien, o a algo, de nuestras propias penurias.

No es que esté bien, lo acepto. Pero resulta tan, tan, reconfortante. Que la verdad apenas conozco a alguien que se resista a dicha tentación.
,
Y así, cuando sufrimos por culpa del desamor, solemos repetir a todo el que esté dispuesto a oírnos, expresiones del tipo: “Yo ya no creo en los hombres”; o aquella otra de: “Las mujeres no me interesan”.

En definitiva un rotundo y genérico: “El amor no existe”. Y nos quedamos tan pancho. O lo que viene a ser lo mismo, más alto que ancho. Como si de verdad creyéramos lo que decimos.

Es como si en su vida profesional, un químico dijera: “He dejado de creer en el oxígeno; no ha funcionado bien un experimento”. O un filósofo, inmerso en la nebulosa de un conflicto cognitivo de sus propias cogitaciones, se destapara con un: “La oscuridad es propia del pensamiento”. Ya.

Por no hablarles de aquel novelista que, agotado el manantial de sus inspiraciones, le suelta al mundo aquello de: “La novela ha muerto, las novelas son cosas del pasado”.

O del pintor que incapaz de pintar una circunferencia con un canuto, intenta convencer a todos que no hay nada mejor que la pintura abstracta.

Vamos que no. Y no les cuento de más profesiones por no cansarles. Ustedes ya ven por donde voy. Y yo lo sé también.

Es decir, más o menos, lo que les decía más arriba ¡Sálvese el que pueda del comportamiento estúpido!


2 comentarios :

Una antigua alumna dijo...

Me gusta como escribe. Me parecen bien este tipo de entrdas en un blog de ciencias

English sir dijo...

Me parece una muy interesante reflexión acerca del tema. Coincido con usted en que es realmente fácil echar las culpas a las circunstancias ajenas y la naturaleza humana, en un afán quizá ahorrativo, hace al ser humano tender a lo sencillo.
No por ello, en mi opinión, deberemos pensar que hacerlo es lo más inteligente. Por esa misma regla de tres, no deberíamos hacer la cama, estudiar, pensar... Podríamos simplemente cometer un sencillo acto eutanásico y nos ahorrariamos penurias. Por lo tanto, que la naturaleza humana haga al humano seguir el camino más corto no implica que esto sea lo más sabio y aquí es donde diferenciamos instinto y razón.

Saludos.

PD: Les agradecería que me hicieren saber las discrepancias surgidas.