sábado, 24 de octubre de 2009

A propósito de las jornadas maguferas

Un amable escuchante del programa y lector del blog me preguntó hace unos días, si asistí a las anunciadas ‘I Jornadas de Periodismo de Misterio e Investigación’, que tuvieron lugar en Sevilla.

Con mucho gusto le contesto desde este enrocado balcón.

Pues claro que fui ¿Qué otra cosa podía hacer? Eso sí, a una y no más Santo Tomás. Que uno ya tiene una edad. Y no está para según que cosas.

En concreto asistí a la del martes, la primera. Y en ella el mistérico protagonista era el señor Javier Sierra. Habló de las cosas que él habla y, lo que es peor aún, las contó como él sólo sabe contarlas.

Es decir, que habló mucho y dijo poco. O sea, como lo que es él. Un riguroso periodista investigador del asunto éste de lo misterioso.

Así que ya saben por dónde iba el conferenciante y por dónde va quien les escribe. Más de lo mismo. Lo de siempre. Y con idéntico resultado, por descontado. Él pasó por caja, el público puso las sonrisas y yo no pude aguantarlo y me marché a la media hora.

El ínclito, riguroso y…
Es que no me encontraba en condiciones de volver a oír, una vez más, el rigor periodístico-científico-investigador de este señor.

Que les recuerdo fue el que no dudó en defender la autenticidad del film, sobre la pretendida autopsia a un supuesto extraterrestre caído en Roswell (EEUU) hace ya unos años. Seguro que recuerdan el caso.

Como así mismo recordarán la confesión de su autor Ray Santilli.

Quien no tardó en confesar la pasta gansa que se había llevado vendiendo la película, y contando cómo trucó la filmación de la falsa autopsia de un muñeco de goma, con forma de extraterrestre peliculero.

Desde entonces, y para mayor burla, a esta operación se la conoce como la "muñecopsia de Roswell". Imaginen el cachondeo. Bueno, pues el principal valedor de la veracidad de esta falsedad confesa, fue nuestro ínclito, riguroso y profesional periodista Sierra.

…profesional periodista Sierra
Y no fue poca la energía que derrochó, primero, en su investigación y, después, en su defensa. Porque según él, y sus supuestas pruebas, era auténtico el extraterrestre y cierta la autopsia. Claro que si fue mucho el trabajo que realizó, no fue poco el dinero que se llevó a cambio. Más bien fue bastante.

Y es que nadie trabaja por nada. Y en eso se parece al autor de la falacia. Ambos, engañador y periodista, cobraron. Uno por inventársela. El otro por, supuestamente, investigarla.

Lo malo del asunto es que el primero confesó que era todo mentira. Algo es algo.

Lo peor es que el periodista aún no ha aparecido para reconocer su falta de profesionalidad.

Y lo pésimo es que ni apareció, ni se le espera. Total. Él ya había cobrado.

Comprensible. Está claro, y nadie lo duda, que el rollete éste de vender misterios puede ser un buen negocio. Lo que no está tan claro, es que lo llamen y consideren periodismo. Hacerlo es algo muy oscuro. Es un insulto a una profesión.

En la conferencia sierrense
Para acabar -ya les he dicho en más de una ocasión, que hablar de estas cosas me cansa- no quiero dejar de contarles que, en su intervención, el tal Sierra hizo referencia a un libro 'El retorno de los brujos' de L. Pawell y J. Bergier, para no recuerdo que interés suyo.

El caso es que, mientras lo estaba escuchando, pensé en el resto de conferencias y conferenciantes que aún quedaban. Fue entonces cuando me vino, a traición aclaro, y sin quererlo pensar en realidad, puntualizo, la expresión “el retorno de los charlatanes”. Fue como una maleva asociación de ideas.

No sé porqué me pasó. Yo no soy así. De verdad. Pero qué quieren. Ocurrió. Y estoy arrepentido.

De hecho, ahora que lo pienso, no es ni un buen símil. Basta ver que los charlatanes, a diferencia de los brujos, es evidente que nunca se han ido.

O mejor dicho. No terminan de irse jamás. Se suceden unos a otros, sin solución de continuidad. Claro que bien pensado, ¿cómo se van a marchar, si la teta de la vaca de lo paranormal no deja de dar cremosa y crematística leche para la credulidad?

Por cierto. Me llegan noticias de las altas esferas radiofónicas, que no sólo no se van, sino que están a punto de llegar. Sí. Entre nosotros. Y hasta aquí les puedo contar. Por ahora.

Les decía que no se van y que es normal que no se vayan. Y menos ahora que intentan darle carnet de profesional del periodismo, al que siempre ha sido, de toda la vida de Dios, nada más que un vendedor de humo. Lo que se dice un magufo. Un charlatán de lo esotérico.

Y es que no es lo mismo periodismo que literatura. Realidad que ficción. No lo es, por mucho que intenten confundirnos.

4 comentarios :

Román García dijo...

Me han gustado los artículos sobre seudociencias. Debería escribir más.

Eugenio Manuel dijo...

Ay qué paciencia con tanto magufo. No pude estar allí para hacer una dura crítica del asunto. Poner "investigación" al lado de "periodismo de misterio" es, a todas luces, un insulto.

Una lástima que la Universidad de Sevilla se preste a esto. Pero un acierto que, en contraste, tengamos uns jornadas de Introducción a la verdad

Anónimo dijo...

Es una pena que se hiciera una opinión de la conferencia de Sierra marchándose a la media hora. Lo dice todo de usted. Sierra habló de la muñecopsia, dio detalles del fraude y ratificó la opinión que ya vertió en sus srtículos y el libro "Roswell, secreto de Estado" que seguramente tampoco ha tenido la paciencia de leer: que aquello fue un negocio con un propósito intoxicador del tema ovni.
Pero, nada, nada. Usted no pierda más el tiempo en esto y dedíquese a investigar. Uy. ¿O eso tampoco es lo suyo?

Antonio Pérez dijo...

Sí pero antes dijo lo contrario. O sea que perfecto. Lo afirmo primero, lo desmiento después y, por supuesto, cobró dos veces.