Ese y no otro es el motivo por el que el nuevo sol-enano con sus siete (7) planetas
esperanzadores de vida, se llaman como se llaman, a saber: Trappist-1, Trappist-1b, Trappist-1c, Trappist-1d, Trappist-1e, Trappist-1f, Trappist-1g, Trappist-1h.
Porque lo ha descubierto un
telescopio denominado así. Este de utilizar el instrumento les recuerdo que
es otro (el tercero ya) de los criterios que maneja la UAI, para la cosa ésta de la nomenclatura astronómica.
Viene a decir algo así como, muéstrame un nuevo cuerpo celeste y lo llamaré
igual que el telescopio que tenga más mano.
Telescopio
Del instrumento óptico en general, aunque me consta que tienen una extensa idea,
ahí va lo que me interesa que tengan presente ahora.
Gracias a su sistema de elementos ópticos, el telescopio posee la capacidad
de permitirnos observar objetos muy, muy, lejanos, con mucho más detalle que si
lo hiciéramos a simple vista.
Desde que a comienzos del siglo XVII, en 1610, el
pisano Galileo Galilei levantó su
vista y lo usó para mirar a la Luna,
Júpiter y las estrellas, el ser
humano empezó a ser otro.
Y es que gracias al telescopio y su poder de captación de radiaciones electromagnéticas (Radioondas,
Microondas, Infrarrojo, Visible, Ultravioleta, Rayos X, Rayos γ), pudimos
empezar a conocer no sólo la verdadera estructura y naturaleza de los cuerpos
celestes, sino nuestra propia localización en el universo.
De modo que estamos ante un instrumento fundamental en el desarrollo de la astronomía como disciplina científica.
Y por supuesto cualquier mejora tecnológica de su funcionamiento, conduce a
nuevos hallazgos astronómicos que nos permiten avanzar en la comprensión del
Universo.
¿Por qué
se llama Trappist?
Así como algunos telescopios tienen nombre de científicos, son buenos ejemplos
Kepler, Hubble, Herschel entre
otros, el que nos trae hoy aquí no es uno de esos casos. No ha existido ni
existe, al menos hasta donde me consta, un científico (masculino genérico) con
ese apellido.
Trappist, el término como tal, es en realidad un acrónimo.
El formado a partir de la expresión inglesa TRAnsiting
Planets and PlanetesImals Small Telescope–South y que podríamos traducir
como “Telescopio Pequeño para Planetas y Planetesimales en Tránsito”. Un
acrónimo referencial y, dicho sea de paso, ingenioso.
Y Trappist, el dispositivo en sí,
es en realidad un doble telescopio robótico, óptico y reflector de 0,60 m de
diámetro que está emplazado en Chile, en concreto en el Observatorio
astronómico de La Silla, perteneciente a la organización Observatorio Europeo del
Sur o Austral (ESO).
Como tal tiene ciertas características autónomas, si bien básicamente está
controlado desde la Universidad de Lieja, Bélgica, por el mismo equipo de
investigadores que lo diseñó.
El observatorio, operativo desde 2010, es uno de los más grandes del
hemisferio sur, y el telescopio uno de los dieciocho (18) con los que cuenta el
complejo.
Así que el nombre de la estrella es Trappist-1 por el telescopio y el del
telescopio procede de un acrónimo del que ya les adelanté es algo ingenioso y
ahora añado que divertido. Vamos que la historia del nombre tiene su
intrahistoria.
Para no dejarles así les adelanto que existe un tipo de cervezas conocidas
como cervezas trappist. Se lo cuento
dentro de un rato.
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