Hace aproximadamente nueve (9) años les escribí sobre el gran Aristóteles
y su particular relación con las mujeres. Les supongo al tanto de la viejuna
historia que hace referencia a la idea que el griego tenía acerca de la
inferioridad de las mujeres respecto a los hombres.
Sí, es lo que está pensando en este momento. La cosa ésta de las
diferencias entre mujeres y hombres no es de hoy ni de ayer, ni muchísimo
menos, sino que viene ya de lejos. Aunque no por ello dejan de asombrar algunos
de sus aspectos. Vean si no.
Lo primero que sorprende del caso aristotélico dental, es que la basaba en
el supuesto (según él) y errado (según todos) hecho de que las mujeres tenían menos dientes que los
hombres. Como lo leen. Se trataba de una evidencia a su entender, de la
inferioridad física femenina. Sorprendente, ¿no les parece?
Sorprendente y además epatante, porque el polímata Aristóteles (384-322 a.C.), quizás el filósofo griego más estudiado,
tuvo dos esposas y por lo que se ve, no se le ocurrió contárselos nunca. Nunca
y a ninguna de las dos. Total para qué debió pensar. Si eran inherentemente inferiores
y él ya lo sabía. Epatante, ¿no les parece?
Epatante y además, para más inri,
su primera esposa Pitias de Aso o Pitias la Vieja está considerada como
una pionera en biología y embriología, pues se supone que colaboró
con él en la elaboración de una enciclopedia, cuyo contenido versaba sobre los especímenes
de seres vivos que, juntos, recogieron durante su luna de miel.
Es decir que ella trabajó con él con lo que eso implicaba, entonces, ¿a qué
viene lo de los dientes?
Item plus Aristóteles, de gran influencia en la
civilización judeo-cristiana, fue discípulo de Platón que a su vez lo fue de Sócrates
y sabido es que estos dos últimos abogaron por la educación de la mujer. Algo
que sin embargo no ocurrió con él, que las consideró inferiores.
¿Por qué? ¿Dónde y cuándo se rompió la cadena de pensamiento entre maestros
y discípulos?
Defensa
dental
Quizás en este delicado asunto dental femenino, quizás insisto, tenga una
defensa la gratuita e indefendible afirmación de nuestro sabio griego.
Al parecer hay estudios que confirman que en aquella época la dieta
alimenticia de mujeres y hombres, era especialmente deficiente en calcio y vitaminas C y D, una
carencia que puede ser causa de diferentes enfermedades como el escorbuto, la osteomalacia y la osteoporosis.
(Continuará)
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