Y con el contenido trataré de aportarles, las posibles razones que condujeron a la sociedad occidental a dicha revolución, en la que juega un muy importante papel quienes son ya unos viejos conocidos del blog.
Me refiero a unos cuantos hongos y bacterias, a un fármaco, a una enfermedad y a un científico.
Hablo naturalmente de la penicilina, de la sífilis y de Alexander Fleming; de ellos y de su nexo con la susodicha revolución sexual del pasado siglo.
Pero vayamos con orden.
Desde los movimientos sufragistas y feministas de inicio del siglo XX. Pasando por el cambio que se produce en la moral pública a causa de la Primera Guerra Mundial y su duración. Hasta los convulsos tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que conformaron una nueva generación de mujeres y hombres.
Personas con una mentalidad, actitudes y creencias muy diferentes y opuestas, a las de sus “conservadores” progenitores.
Unas circunstancias acompañadas, a su vez, de una más que rápida evolución de los medios de comunicación, una nueva manera de entender la música y la forma de oírla, o del desarrollo de la píldora, como nuevo método anticonceptivo.
Todas ellas, entre otras más, condujeron al surgimiento del conocido y contracultural movimiento hippie y la revolución sexual, el flower power. Y con ellos, el antañón dilema placer vs. procreación, que desde entonces dejó de serlo, al estar ya claramente disociados.
Amor y sexo, pueden ir separados. Algo evidente en estos días, pero que no fue siempre así.
No debemos olvidar que, durante siglos, buena parte de la vida personal y social del hombre estuvo, y en buena medida aún está, determinada por los estrictos cánones y prohibiciones que imponía la moral religiosa del momento.
De hecho hasta comienzos del siglo ХХ, el sexo estaba considerado un tema tabú, prácticamente en todos los niveles. Un cambio que, desde esta perspectiva que les ofrezco, tuvo sus etapas.
Pero vayamos con orden.
Argumentario del revolucionario sexual
No es infrecuente encontrar, en el argumentario que se aduce para explicar por qué fue precisamente, en ese momento, cuando se produjo la archiconocida revolución, un listado variopinto de razones. Desde los movimientos sufragistas y feministas de inicio del siglo XX. Pasando por el cambio que se produce en la moral pública a causa de la Primera Guerra Mundial y su duración. Hasta los convulsos tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que conformaron una nueva generación de mujeres y hombres.
Personas con una mentalidad, actitudes y creencias muy diferentes y opuestas, a las de sus “conservadores” progenitores.
Unas circunstancias acompañadas, a su vez, de una más que rápida evolución de los medios de comunicación, una nueva manera de entender la música y la forma de oírla, o del desarrollo de la píldora, como nuevo método anticonceptivo.
Todas ellas, entre otras más, condujeron al surgimiento del conocido y contracultural movimiento hippie y la revolución sexual, el flower power. Y con ellos, el antañón dilema placer vs. procreación, que desde entonces dejó de serlo, al estar ya claramente disociados.
Amor y sexo, pueden ir separados. Algo evidente en estos días, pero que no fue siempre así.
No debemos olvidar que, durante siglos, buena parte de la vida personal y social del hombre estuvo, y en buena medida aún está, determinada por los estrictos cánones y prohibiciones que imponía la moral religiosa del momento.
De hecho hasta comienzos del siglo ХХ, el sexo estaba considerado un tema tabú, prácticamente en todos los niveles. Un cambio que, desde esta perspectiva que les ofrezco, tuvo sus etapas.
Me han salido hasta cuatro: tres científicas y una musical. Y ya de la que va les he puesto nombre:
‘Del Treponema pallidum a la penicilina’.
‘De la penicilina al Flower power’.
‘Sunshine Superman’ y
‘Del Flower power a Alexander Fleming’.
‘Del Treponema pallidum a la penicilina’.
‘De la penicilina al Flower power’.
‘Sunshine Superman’ y
‘Del Flower power a Alexander Fleming’.
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