(Continuación) Algo que, y aquí lo más sorprendente del asunto, nuestro cerebro hace de forma totalmente inconsciente.
Ni se le ocurra preguntarle a Messi, por qué y cómo ha hecho lo que ha hecho en una jugada determinada. Qué es lo que ha pensado o qué ha pasado por su cabeza, para actuar así.
Ni se le ocurra les decía porque, lo más probable es que no sepa que contestarle.
Lo que bien visto es, hasta cierto punto, normal. Desde finales de los años setenta del pasado siglo XX, sabemos que nuestro cerebro toma decisiones antes de que seamos conscientes de ellas.
Una idea sorprendente y toda una revolución en el campo científico de la consciencia, que nos vino de la mano de las investigaciones del neurólogo estadounidense Benjamin Libet (1916-2007). Nos puede parecer extraño, incluso increíble, pero es así.
Además, en la misma década de los setenta, el genial Johan Cruyff (1947) ya apuntaba en esa dirección.
Futbol y filosofía
En cierta ocasión le preguntaron, con toda intención malintencionada, sobre la influencia del tabaco en su forma física (era un empedernido fumador).Pregunta a la que le dio un regate en seco, comentando que quién es capaz de dar un pase de cuarenta metros (40 m), no necesita recorrerlos.
Y es que para él, “El fútbol es un juego al que se juega con el cerebro”. No andaba lejos el neerlandés en la relación. Pero se quedaba corto.
Por lo que sabemos, en nuestro cerebro se ponen en marcha mecanismos, aún no conocidos del todo, que nos permiten tener una respuesta concreta para una situación determinada, por lo menos medio segundo antes de que creamos haber tomado la decisión de llevarla cabo.
¿Recuerdan lo que les decía de Messi? Pues eso.
¿Cómo es posible? ¿Qué lugar deja entonces para el libre albedrío?, esa creencia o doctrina según la cual los humanos y otros animales, tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones?
¿Qué sería, pues, la voluntad? Entendida como facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Como propiedad que se expresa de forma consciente en el hombre y en otros animales, para realizar algo intencionadamente, en pos de un resultado.
Porque en todo esto, lo de Messi no es más que el pretexto. El lodo de un polvo que se remonta a la noche de los tiempos de nuestra especie, desde que decidimos llamarla sapiens.
No parece que haya duda. Lo que hoy es un partido de futbol, otrora fue la cacería grupal de un antílope en la sabana o un antiguo campo de batalla.
Si bien leo que hay quienes piensan y sostienen, que el fútbol tiene poco que ver, o nada, con la vida y existencia del hombre, con sus sucedidos más fundamentales.
Yo no sé qué decirle. No estoy tan seguro. Tan solo sé un poco de la vida y otro tanto de fútbol.
¿Cómo es posible? ¿Qué lugar deja entonces para el libre albedrío?, esa creencia o doctrina según la cual los humanos y otros animales, tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones?
¿Qué sería, pues, la voluntad? Entendida como facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Como propiedad que se expresa de forma consciente en el hombre y en otros animales, para realizar algo intencionadamente, en pos de un resultado.
Replegando velas intelectuales
Unas cuestiones más que nada filosóficas como pueden ver ante las que, consciente de mis limitaciones, me pongo de perfil, y abundo en las que me encuentro más cómodo: las científicas. Porque en todo esto, lo de Messi no es más que el pretexto. El lodo de un polvo que se remonta a la noche de los tiempos de nuestra especie, desde que decidimos llamarla sapiens.
No parece que haya duda. Lo que hoy es un partido de futbol, otrora fue la cacería grupal de un antílope en la sabana o un antiguo campo de batalla.
Si bien leo que hay quienes piensan y sostienen, que el fútbol tiene poco que ver, o nada, con la vida y existencia del hombre, con sus sucedidos más fundamentales.
Yo no sé qué decirle. No estoy tan seguro. Tan solo sé un poco de la vida y otro tanto de fútbol.
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