Bueno, pues ya se puede imaginar que hay de todo un poco. En esta terna confluyen que se trata tanto de un magnífico reclamo publicitario a nivel mundial, como de una actividad humana representativa y por supuesto que es una muestra de estudio significativa.
Y estarán conmigo que hay pocas actividades que unifiquen tanto al ser humano como el deporte. Un clásico sociológico. Y si hay uno que destaque entre todos, y de forma hegemónica, ese deporte no es otro que el balompédico futbol.
Sin lugar a dudas, el más importante en la actualidad.
El que mayor interés despierta a nivel internacional, el que más acapara la atención en los medios de comunicación y el que más dinero recauda cada año en todo el mundo. Y -aquí es probable que no esté tan de acuerdo conmigo-, hablar de fútbol es sinónimo de hablar del argentino Lionel Messi.
Sí, lo sé. También lo sería hablar de portugués Cristiano Ronaldo. Totalmente de acuerdo. Pero es que el grupo investigador del que le hablaba hace unos días, por motivos que ignoro, han elegido al argentino. Aunque el que sea uno u otro, n hace al caso.
Lo mollar es que, para los intereses científicos que nos traen, interesa estudiar el cerebro del jugador. Saber qué resultados nos dan dicho estudio. Realizar un análisis de los mismos. E interpretarlos.
Es palmario que cuando un jugador decide lanzar un centro, golpear con mayor o menor potencia un balón, hacer un regate, saltar en el aire en busca de un balón o golpearlo con cierto efecto para que describa una particular trayectoria, a nivel cerebral, tienen lugar numerosos y complejos cálculos científicos.
La ciencia del futbol
En esas tomas de decisiones intervienen varios aspectos físico-matemáticos: aerodinámicos, probabilísticos, geométricos, etcétera ¿Cómo llega a ellos? ¿Cómo sabe, en un instante determinado, si correr, pararse o chutar?¿Qué le hace decidirse por zafarse de un marcaje, correr en determinada dirección, saber que pie utilizar o cómo patear el balón?
¿Por qué Messi casi siempre acierta, de ahí su genialidad? ¿Es consciente de las decisiones que toma?
Y ya para ir acabando, ¿valen lo mismo, para un futbolista, todos los goles que marca? Es que me ha venido a la mente la frase de Edson Arantes do Nascimento (1940), el gran Pelé, cuando dijo aquello de: “Un penalti es una manera cobarde de marcar”.
Lo paradójico es que su gol número mil (1000) lo marcó de penalti y fue llevado en andas por la afición. En plan artista.
A todo esto sin contar que el futbol, al entender de muchos es un Arte. O mejor, por todo lo dicho, un Arte con mucha Ciencia.
Y ahora sí. Remato esta serie de entradas con el libro de Antonio Damasio, de título en español Y el cerebro creó al hombre.
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