En el prestigioso Donders Centre for Cognition, institución holandesa de prestigioso historial investigador, un equipo de profesionales dirigidos por Pieter Medendorp lo tiene claro.
Para saber cómo hace Messi , uno de los mejores jugadores del mundo, lo que hace con el balón en los pies, no hay otra que meterse dentro de su organismo.
En su opinión, todo pasa por poder ver dentro de su cerebro y tratar de descubrir algunos de los mecanismos cerebrales con los que funciona la especie humana. Esos que nos hacen tan diferentes y tenemos en tan alta estima.
Este centro investigador es, al parecer, el único con la tecnología apropiada y el presupuesto suficiente, un millón y medio de euros (1 500 000 €), para acometer este estudio del jugador.
Objetivos cerebrales
Naturalmente pasan por analizar la actividad eléctrica de sus neuronas y el uso que de la sustancia glucosa hacen cuando están en funcionamiento. Un monosacárido de fórmula C6H12O6 que se encuentra libre en frutas y miel, en forma de azúcar y con un rendimiento energético estándar de 0,90 kJ/g.De dicho estudio se podrá deducir qué núcleos (núcleo accumbens o amígdala, situados en las profundidades del cerebro), estructuras (corteza cerebral, una de las más modernas y desarrolladas) y circuitos neuronales (cíngulo anterior, banda de materia gris sita en los lóbulos frontales, que contiene un tipo de neuronas que sólo compartimos con los grandes simios y las ballenas, ambos, animales muy sociables) se ponen en actividad, y en qué momento, mientras el jugador toma sus instantáneas decisiones futbolísticas.
Núcleos, estructuras y circuitos neuronales que sabemos son los mismos que, al igual que Messi, emplean también otros profesionales como pilotos, cirujanos y toreros al tomar decisiones difíciles e instantáneas.
Determinaciones en las que se entremezclan dos mundos: el emocional y el racional.
Y por si esto fuera poco, también se han propuesto estudiar el cerebro de Messi en movimiento. Porque se sabe que este órgano no actúa igual en todas las circunstancias, Motion emotion.
Bueno, pues sólo queda esperar los resultados de tales investigaciones para así saber, qué hace tan especial al cerebro de uno de los mejores jugadores del mundo.
Conocer, con base científica, en qué proporción contribuyen: sus reacciones emocionales instantáneas; sus percepciones; sus cálculos de distancias, velocidades y direcciones; su memoria; su atención; su anticipación y un más que numeroso número de variables que se puedan monitorizar.
En fin. Un paso más que añadir al ya dado por el gran Boskov en 1979, cuando alumbró aquello de “Fútbol e fútbol, e gol e gol”. Creo que fue en Zaragoza.
Volviendo a los orígenes
Algo que los humanos nunca debemos perder de vista. Saber de dónde venimos. Aunque nos llamemos a nosotros mismos homo sapiens (hombre que piensa), desde la biología no somos más que una especie animal, perteneciente a la familia de los homínidos, Hominidae.
Por lo que, entre nuestros parientes vivos más cercanos se cuentan los grandes simios: gorila, chimpancé u orangután. Sí, sólo somos un producto de la selección natural. Lo sabemos desde el evolucionista Darwin. Es lo que hay.
El ser humano, y por tanto su cerebro, es el resultado de cientos de miles de años de competencia por subsistir y reproducirse en un medio hostil.
Un medio en el que había que actuar antes que pensar, porque de esos milisegundos podía depender nuestra supervivencia.
Lo que no se puede decir que deje en buen lugar a nuestro más que ponderado y estimado cerebro humano. El que dicen que creó al hombre ¿O fue el culo? Lo dejo aquí que ya hablamos del tema en otra ocasión, hace unos años.
Lo que toca ahora es la relación entre habilidades, cerebro y ciencia. Un trío de ases.
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