martes, 19 de febrero de 2013

El (asteroide) esperado y el (inesperado) meteorito (1)


Es lo que tiene esta vida.

Esperando ver un asteroide en la terraza de nuestra casa, resulta que va y se nos cae un meteorito en el lavadero. Qué sorpresas nos guarda el Universo. [Lo más incomprensible del Universo es que sea comprensible. Albert Einstein, físico germano-estadounidense (1879-1955)].

Está visto. Por mucho que nos creamos, a escala cósmica, no somos casi nada ni casi nadie. Y como muestra de lo que les digo, los botones espaciales de estos últimos días.

Por una suerte de casualidad celeste la, en principio, seguridad científica se nos ha tornado en inquietante perplejidad para terminar convirtiéndose en una metáfora de la precaria condición humana.

De la levedad del ser.

Del asteroide (lo esperado)
Tal como estaba anunciado, exactamente a las 19:24 GMT, el asteroide 2012DA14 alcanzaba la posición más cercana a la Tierra, unos veintisiete mil seiscientos cincuenta kilómetros (27650 km), de su trayectoria para, a partir de ahí, empezar a alejarse de nuestro planeta, en su travesía cósmica.

Y todo ello a una velocidad de alrededor veintiocho mil cien kilómetros a la hora (28 100 km/h) o siete coma ocho kilómetros por segundo (7,8 km/s).

La primera imagen fue captada por un observatorio de Argentina y, como saben, se trata de un acercamiento record ya que, de los de su tamaño, éste es el que más cercano ha pasado. Hemos sido testigos de la mayor aproximación jamás registrada de una roca espacial.

Ni que decirles tengo que decenas de observatorios aprovecharon la ocasión para registrar su paso y estudiarla, en este su histórico paseo. Supone una oportunidad única para analizar, con mayor detalle, esta verdadera reliquia de la formación del Sistema Solar.

Asteroid 2012 DA 14 from Daniel López on Vimeo.

Reliquia digo porque hablamos de, aproximadamente, unos cuatro mil seiscientos millones (4 600 000 000) de años. Que ya es tiempo. Incluso a escala astronómica.

No en vano podemos considerar a los asteroides como unos supervivientes de aquellos “ladrillos cósmicos”, con los que se formaron los planetas. Y que además han permanecido casi inalterados desde entonces, por su ‘pequeño tamaño’. De ahí el interés de su estudio.

Analizado por decenas de telescopios y radiotelescopios, se intentará determinar con la mayor precisión posible propiedades físico-químicas como su tamaño, forma, naturaleza, estructuracomposición, densidad, etcétera.

Igualmente se determinará su velocidad de rotación y los efectos que el campo gravitatorio terrestre ejerce sobre él.

Un detalle a considerar éste, pues se estima que las interacciones (fuerzas) ejercidas por las mareas terráqueas pueden llegar, incluso, a romperlos.

Y de la totalidad de su estudio esperamos obtener una información que, quizás en un futuro, pueda garantizar nuestra propia supervivencia como especie animal. Un asunto de sumo interés.

Es previsible que, a partir de los próximos días, empiecen a hacerse públicos los datos recabados de dichas observaciones. Ya veremos.

Y hasta aquí lo esperable y esperado de ese asteroidal acontecimiento del pasado viernes 15 de febrero. Y que empecé a contarles hace ahora casi un año, en concreto el domingo 25 de marzo de 2012, y retomé el jueves 14 de la semana pasada.

Sin embargo, les supongo al tanto, y como 'de extranjis', en esta historia celeste se nos ha colado lo inesperado, y lo ha hecho en forma de meteorito.

De lo inesperado (el meteorito)
Tuvo lugar en la madrugada del viernes 15 de febrero, cuando una lluvia de meteoritos se precipitó sobre varias regiones rusas. Lo hizo tan solo unas horas antes del acercamiento del 2012DA14 y de forma, totalmente, imprevista.

Un fenómeno astronómico preocupante porque, si bien casi todos se desintegraron al entrar en la atmósfera terrestre, uno de ellos, lógicamente el más grande, cayó en la región de Cheliabinsk, roto a su vez en varios fragmentos. (Continuará)


1 comentario :

un aficionado a la astronomía dijo...

¿por qué se oyó un ruido tan fuerte cuando cayó el meteorito?