Pues lo ignoro. No sabría que decirles. Experimentamos los humanos tantos cambios a lo largo de nuestras vidas, que a saber en qué acabaremos.
Como siempre habrá que estar atentos y dar tiempo al tiempo. Aunque ya hay quien se ha pronunciado al respecto. Y ya se sabe que si la envidia fuera tiña…
Si la envidia fuera tiña…
…¡cuántos tiñosos habría! Y es verdad. Verán porqué les digo esto. Como se pueden imaginar, gracias a su investigación, Shouryya, aparte de la publicación científica ha recibido también un galardón y no han sido pocos los medios de comunicación, nacionales e internacionales, que han hablado de él como si fuera todo un genio, un superdotado.
Lo que, como es natural, ha suscitado el resquemor de algunos. Recelosos detractores que se han pronunciado en contra del mérito científico del descubrimiento, asegurando que lo único que hizo el chico fue resolver ecuaciones simples, de las que se enseñan en cualquier curso básico de física.
Podría ser. Pero si es así, si es tan básico, ¿por qué no se ha hecho antes? ¿Cómo es posible que a ningún estudiante se le haya ocurrido? Y por supuesto a ningún profesor.
No. Lo dicho. Lo de la tiña...
Curiosamente, esta pelusa de reacción contrasta con la postura mantenida por el chaval y que refleja muy bien otra de sus expresiones: “Cuando nos explicaron en el colegio que este problema no tenía solución, pensé que intentarlo no hacía ningún daño. Pero nunca creí que fuese capaz de encontrar una solución al problema”.
Lo dicho. Al fin y al cabo tiene 16 años.
A todo el que quiera escucharle no deja de repetirle que tiene algunos puntos débiles como matemático. Aunque no disimula el disfrute que le produce lo que el llama la “belleza intrínseca” que poseen las matemáticas.
Tampoco oculta algo que le gusta mucho también: practicar el futbol. Una actividad en la que, como a cualquier chaval, le gustaría brillar, sin bien tiene claro que el deporte quizás no sea lo suyo.
No es más que un adolescente
Que ni por asomo se considera un genio. Ni siquiera un superdotado. A todo el que quiera escucharle no deja de repetirle que tiene algunos puntos débiles como matemático. Aunque no disimula el disfrute que le produce lo que el llama la “belleza intrínseca” que poseen las matemáticas.
Tampoco oculta algo que le gusta mucho también: practicar el futbol. Una actividad en la que, como a cualquier chaval, le gustaría brillar, sin bien tiene claro que el deporte quizás no sea lo suyo.
En fin, ya se lo he dicho no es más que un niño. Un niño con los pies en el suelo y la cabeza en pensamientos de hombres.
Bueno pues esta es la verdad del asunto del joven, el problema balístico y Newton. Espero que les haya gustado.
Bueno pues esta es la verdad del asunto del joven, el problema balístico y Newton. Espero que les haya gustado.
2 comentarios :
Me ha gustado.
Y a mí también.
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