viernes, 23 de diciembre de 2011

Un Premio Nobel con acento español

El pasado 10 de octubre se entregaba en Estocolmo el Premio Nobel en Física de 2011, por el descubrimiento de la expansión acelerada del universo realizado a través de observaciones de supernovas distantes.

Era compartido por los estadounidenses Saul Perlmutter, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess y, a pesar de la nacioanlidad de los galardonados, el premio de este año tiene acento español.

Viene de la mano de la astrofísica Pilar Ruiz Lapuente (1964), que forma parte del equipo de Perlmutter y fueron sus mediciones intergalácticas de finales del siglo pasado, las que han propiciado la consecución del laureado galardón.

En concreto sus registros de supernovas realizados desde el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de la Palma.

En 1998, la profesora Ruiz Lapuente fue una de los miembros del Supernova Cosmology Project, responsable del descubrimiento de un hecho sorprendente. Fueron los primeros en detectar que, a pesar de la gravedad, continúa la aceleración de la expansión del Universo.

También, en el 2004, Ruiz Lapuente lideró el grupo de trabajo que descubrió la estrella acompañante de una enana blanca, que resultó ser nada menos que la famosa supernova SN 1572, observada, entre otros, por el astrónomo danés Tycho Brahe.

Expansión acelerada universal
Toda una paradoja esta nueva idea de la expansión acelerada del Universo, en vez de la lógica contracción por efecto de la fuerza atractiva de la gravedad.

Equivaldría, para que se haga una idea, a que cuando lanzara una pelota al aire ésta, en vez de terminar cayendo al suelo, siguiera alejándose hacia el cielo y, además, lo que es más terrible, lo hiciera cada vez más rápido. Algo insospechable e inesperable por insólito.

Una expansión del universo que pone sobre la mesa un hipotético nuevo final del mismo. De ser así el universo ya no moriría por la violenta colisión de todos los cuerpos celestes, como hasta ahora se pensaba. No. Lo haría por inacción.

Dado que las estrellas estarían cada vez más distantes, la energía que desprenden llegaría en menor proporción a los planetas, disminuyendo por tanto su luz sobre ellos, imposibilitando así la formación de vida en los mismos. De cualquier tipo de vida.

Luego no se de un final del universo por colapso, sino por apagón.

Además, el descubrimiento de la expansión acelerada del universo trae consigo la confirmación de la existencia de un nuevo componente, la misteriosa y necesaria energía oscura, causante de esa aceleración. (Continuará)


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