Hoy nos parecen de lo más normal, con sus tres luces eléctricas de colores y sus rítmicos cambios. Pero no siempre han existido, ni han sido así.
Es más, por poner un ejemplo, en España hace ochenta años no había ni uno siquiera. Como lo lee. Algo sorprendente sin duda.
Copiado de los ferroviarios y marítimos, su equipo de señalización consistía en un sistema que levantaba alternativamente dos lámparas de gas. Una con un fanal verde y otra con un fanal rojo.
Sólo dos colores acompañados de una señal sonora. Un solo zumbido permitía el paso en un sentido y dos zumbidos en el otro. Un doble dispositivo: visual y sonoro. Simple y operativo.
Se colocó en Londres, frente a la Cámara de los Comunes, el 10 de diciembre de 1868 (hace 140 años) y no duró mucho. Sólo un par de meses.
Por desgracia una de las lámparas estalló, provocando un desafortunado accidente que mató al guardia urbano que estaba a su cargo.
Lo que hizo que el semáforo cayera en desuso y en el olvido. Y allí habría quedado si no hubiera sido por lo necesario que lo hizo el estadounidense nacimiento del automóvil.
Así que nació en el Reino Unido para los tranvías y renació en los Estados Unidos para los automóviles. Estas cosas pasan.
Algo más parecido al actual en su mecánica, pero aún con sólo dos luces. Una verde de paso y otra roja de parada. Ah, y el emisor de zumbidos. Como su antecesor inglés.
Se instaló en la ciudad de Cleveland, Ohio (EEUU), en el ferragosto de 1914. O sea hace sólo 94 años. Ya se intuía que iban a ser imprescindibles, pero necesitaban mejoras.
Mejoras que llegaron de nuevo del país albiónico. En 1918, hace 90 años, se introdujo la tercera luz.
La de color amarillo o anaranjada, con su doble y conocido significado. Si está fija indica que nos detengamos. Eso siempre que la velocidad que llevamos nos lo permita con seguridad.
El amarillo viene a ser como un escalón intermedio entre el verde y el rojo. Y si está intermitente nos permite pasar, pero con precaución.
Como vemos era un semáforo tricolor muy parecido al de la actualidad, aunque sólo se empleaba para regular el tráfico de vehículos y no tenía zumbador.
Con el tiempo hizo lo propio con el de peatones, retomando la señal acústica para ellos. Incluso incluyó un temporizador que indica, en todo momento, cuánto tiempo disponemos para cruzarlo. Lo llaman progreso.
Y es que las ciencias avanzan deprisa. Quizás por eso hay un par de aspectos que me he dejado atrás.
¿De dónde le viene el nombre? y
¿Por qué las luces de los semáforos son verde, roja y amarilla?
Es más, por poner un ejemplo, en España hace ochenta años no había ni uno siquiera. Como lo lee. Algo sorprendente sin duda.
¿Desde cuándo existen los semáforos?
El primer semáforo destinado a regular el tráfico en las calles de las grandes ciudades, entonces recorridas sólo por tranvías, fue diseñado por el ingeniero de ferrocarriles británico J. P. Knight.Copiado de los ferroviarios y marítimos, su equipo de señalización consistía en un sistema que levantaba alternativamente dos lámparas de gas. Una con un fanal verde y otra con un fanal rojo.
Sólo dos colores acompañados de una señal sonora. Un solo zumbido permitía el paso en un sentido y dos zumbidos en el otro. Un doble dispositivo: visual y sonoro. Simple y operativo.
Se colocó en Londres, frente a la Cámara de los Comunes, el 10 de diciembre de 1868 (hace 140 años) y no duró mucho. Sólo un par de meses.
Por desgracia una de las lámparas estalló, provocando un desafortunado accidente que mató al guardia urbano que estaba a su cargo.
Lo que hizo que el semáforo cayera en desuso y en el olvido. Y allí habría quedado si no hubiera sido por lo necesario que lo hizo el estadounidense nacimiento del automóvil.
Así que nació en el Reino Unido para los tranvías y renació en los Estados Unidos para los automóviles. Estas cosas pasan.
Mejoras semafóricas
En efecto. El rápido desarrollo del parque automovilístico, hizo que el estadounidense A. Benesch pusiera a punto un nuevo semáforo. Uno automático, específico y seguro para el tráfico urbano.Algo más parecido al actual en su mecánica, pero aún con sólo dos luces. Una verde de paso y otra roja de parada. Ah, y el emisor de zumbidos. Como su antecesor inglés.
Se instaló en la ciudad de Cleveland, Ohio (EEUU), en el ferragosto de 1914. O sea hace sólo 94 años. Ya se intuía que iban a ser imprescindibles, pero necesitaban mejoras.
Mejoras que llegaron de nuevo del país albiónico. En 1918, hace 90 años, se introdujo la tercera luz.
La de color amarillo o anaranjada, con su doble y conocido significado. Si está fija indica que nos detengamos. Eso siempre que la velocidad que llevamos nos lo permita con seguridad.
El amarillo viene a ser como un escalón intermedio entre el verde y el rojo. Y si está intermitente nos permite pasar, pero con precaución.
Como vemos era un semáforo tricolor muy parecido al de la actualidad, aunque sólo se empleaba para regular el tráfico de vehículos y no tenía zumbador.
Con el tiempo hizo lo propio con el de peatones, retomando la señal acústica para ellos. Incluso incluyó un temporizador que indica, en todo momento, cuánto tiempo disponemos para cruzarlo. Lo llaman progreso.
Y es que las ciencias avanzan deprisa. Quizás por eso hay un par de aspectos que me he dejado atrás.
¿De dónde le viene el nombre? y
¿Por qué las luces de los semáforos son verde, roja y amarilla?
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