jueves, 24 de noviembre de 2011

Algo más a propósito del traje satélite


En realidad muy poco más de lo que les conté en la anterior entrega. Además de la información que acompaña a la imagen decirles que se tomaron datos relativos a la probable “pérdida” de un astronauta.

Como saben los astronautas deben salir al espacio bien para arreglar un satélite, hacer un experimento científico o construir la estación espacial. 

En dichas misiones en el exterior el astronauta se puede agarrar a la estación, y también está sujeto con un cable.

Pero un fallo, que siempre puede ocurrir, podría hacer que se perdiera en el espacio. Un lamentable sucedido que no ha ocurrido, por fortuna.

Relativo a la sintonización de su señal en la frecuencia 145,990 MHz (FM), comentarles que no siempre se podía captar, así que había que consultar su posición (la misma que la de la ISS) en una web.

Una sintonización que duró poco. A los cinco días las baterías se agotaron y terminó cayendo en Australia. Y eso es todo. Aunque por cierto, por mera curiosidad, ¿por cuánto sale un traje espacial?

¿Cuánto cuesta un traje espacial?
Los datos más recientes a los que he tenido acceso hablan de alrededor de diez (10) millones de euros, aproximadamente 10,4 millones de dólares, por cada uno de los trajes espaciales que visten los astronautas, que participan en las misiones de los transbordadores espaciales.

La NASA se gastó en la confección de los primeros cuarenta y tres (43) trajes espaciales y trece (13) sistemas de subsistencia, la astronómica cantidad de 166 millones de euros.

Un precio por las nubes, aunque más que justificado dada la enorme complejidad de su estructura.

No olvidemos que fuera del vehículo espacial el traje debe proteger al astronauta de las temperaturas extremas, la falta de oxígeno, la ausencia de presión atmosférica, el daño que le podrían causar los rayos del Sol y, por supuesto, el riesgo de sufrir el impacto de un micrometeorito, un minúsculo resto de basura espacial o cualquier otro accidente. 

Todas ellas circunstancias fatales.

Sin la presencia de la atmósfera terrestre, imprescindible para filtrar la luz solar, el lado del traje espacial que está frente al Sol puede alcanzar temperaturas de hasta 121°C, mientras que el otro lado, expuesto a la oscuridad, puede llegar a -157°C.

No sólo son temperaturas extremas y por tanto peligrosas, sino que el rango en el que oscilan también lo es.


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