Un autor en
busca de personaje
(Continuación) Según
el propio Hergé desde el comienzo,
casi, de las primeras aventuras tintinescas, tuvo en mente introducir a un
científico, excéntrico y distraído, como personaje secundario fijo.
Sin embargo no terminaba
de encontrar un perfil físico que le terminara de gustar. De modo que el
definitivo Tornasol tuvo algunos predecesores.
Cómo no recordar
al egiptólogo, Filemón Ciclón, de Los cigarros del faraón o al
especialista en numismática y filatelia, Néstor
Halambique, de El cetro de Ottokar.
Meros bocetos
ilustrativos del definitivo profesor Silvestre
Tornasol, que aparecería en la página 5 de El tesoro de Rackham el Rojo publicado en 1943. Un científico sordo
que ofrece a los expedicionarios un submarino con forma de tiburón.
Desde ese
momento pasaría a ser un personaje fijo en casi todas las aventuras. Un
científico cuyos rasgos físicos Hergé sacó, no hay la menor duda, de Auguste Piccard.
Basta mirar
cualquier fotografía suya de la época para darse cuenta de dónde vino la
inspiración al dibujante.
Según sus
propias palabras: “El Profesor Tornasol
es una versión reducida de Piccard, ya que el real era demasiado alto. Tenía un
pescuezo interminable que surgía de una camisa con un cuello excesivamente
grande. Hice a Tornasol un mini-Piccard, pues de otro modo hubiese tenido que
agrandar las viñetas”.
Este es el
tercero de los motivos de llamarlo un físico de altura
Bueno pues hasta
aquí, por ahora, lo que les tenía que contar de los científicos Tornasol y
Piccard ¿Con cuál se queda de los dos?
¿Con el sordo, excéntrico y distraído Tornasol?
¿O con el físico, inventor y aventurero Piccard?
A veces la realidad iguala a la ficción.
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