(Continuación) Algo
impensable en un científico con sus conocimientos. No olvidemos que está
demostrado que la radiestesia es una falsa ciencia. Un engaño. Un timo de
ganapanes.
…e
inventos
Y cómo no
calificar de genial la construcción, en la ficción del cómic, de algunos
dispositivos tecnológicos, muchos de ellos con fundamento científico.
Tal es el caso
del submarino unipersonal, diseñado
con forma de tiburón. Una idea que Hergé copió de un modelo auténtico que
apareció en un reportaje publicado en National
Geographic.
O la del arma
que funciona como generador de ultrasonidos
que el profesor, en El asunto Tornasol,
se ve forzado construir al ser secuestrado por los esbirros de una dictadura
centroeuropea.
También en esta
ocasión la inspiración de Hergé se basó en la realidad. En concreto le vino de la
lectura del libro German research in
World War II, escrito en 1946 por el coronel Leslie E. Simon.
Por no hablar de
la tecnología del cohete, que
permite realizar el viaje a nuestro satélite, ilustrado en la aventura Objetivo: la Luna. Y donde nuestro
profesor aparece como un reputado físico nuclear.
La
Castafiore
Por tener,
nuestro científico de ficción tiene hasta hobbies. Uno de ellos es su pasión
por el cultivo de rosas. Incluso
crea una nueva variedad que tiene una destinataria. Una mujer, su amor
platónico.
Una cantante de
ópera, la conocida diva italiana Bianca
Castafiore ¡Ay, el amor!
Destacar de ella
que es el único personaje femenino de cierta importancia en el mundo, casi
exclusivamente masculino, de Las
aventuras de Tintín. Un detalle intrigante para algunos.
También decir
que la Castafiore, es una cantante de la que se dice que puede romper las copas
con el tono de su voz. Ya hablaremos
al respecto, que estas cosas de la acústica
son de lo más interesante.
Bueno pues, como
pueden ver, el profesor Tornasol es un personaje de ficción de lo más
interesante, cuyos inventos y aportaciones científicas tendremos que enrocar en
próximas entregas.
La razón de postergarlo
no es otra que la de que hay otro profesor del que les quiero hablar. Sólo que éste
es real y, mire usted por donde, está estrechamente relacionado con Tornasol. Como
lo leen.
Se trata de Auguste Piccard, físico, profesor,
inventor y aventurero suizo. En él se fijó Hergé, para recrear su alter ego, el científico ficticio
Tornasol.
Un científico
cuya vida y andanzas tienen también su aquél que contar. Y además éste no es de
ficción. No me digan que no tiene morbo este asunto del trasunto. (Continuará)
1 comentario :
me sirvio muchas gracias
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