viernes, 4 de noviembre de 2011

¿Qué hacer con la basura espacial? (y II)


(Continuación) Para ello se ha pensado en más de un método.  Por ejemplo utilizar gigantescos globos de gas helio, He (g), que una vez hinchados provocarían la precipitación hacia la Tierra. 

Un efecto parecido se podría conseguir con velas solares.

Claro que otra forma podría ser utilizando un láser desde la Tierra. 

Con la potencia adecuada podría desviar la chatarra espacial a una órbita donde no molestara, una especie de órbita-aparcamiento.

Pensándolo bien, si el láser es lo suficientemente potente se podría destruir la chatarra en el mismo espacio, si bien tendríamos el problema de los nuevos trozos formados. Mejor que no.

Otra de las opciones manejadas iría en la línea de mandar pequeños satélites de limpieza. Los hay de dos tipos.

Uno estaría provisto de un brazo robótico capaz de detectar un objeto errante y agarrarlo con total precisión independiente de su velocidad. Todo un reto tecnológico dada su alta velocidad orbital.

El otro actuaría como una gigantesca red de pesca, un “paraguas” descomunal que recogería los fragmentos a su paso. 

Consistiría en un hilo conductor cargado mediante la energía recogida por dos paneles solares situados en sus extremos, que permitiría a este vehículo interactuar con el campo magnético terrestre para así ganar o perder altitud en la órbita y perseguir los restos esparcidos por el espacio.

Los fragmentos se irían acumulando en una red.

Ambos tipos, brazo robótico y red de pesca, relanzarían la basura, posteriormente, hacia una órbita más baja donde se desintegraría por la fricción con la atmósfera terrestre. O también para traerlos de vuelta al planeta.

En cualquier caso actuarían como una especie de “camión de la basura cósmico”. No olvidemos que en el espacio no podemos barrerla. Allí no sirven las escobas.

Hasta donde he leído, aún, ninguno de los planes ha sido el elegido. Así que quedamos a la espera.

En mi modesta opinión, ésta última de traerlos de vuelta a casa es la mejor de las opciones, pensando sobre todo en el tema del reciclaje. 

Lo malo es que es bastante más costosa.

Pero estarán conmigo en que no se le puede poner precio a la Historia. Como no se le pueden poner puertas al campo…ni barreras al espacio.

¡Qué tareas nos manda el Señor! 


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