Pues ya les
decía que una revolución teórica, que
no un cambio de paradigma.
Una revolución que, en ningún caso, nos permitiría decir que Einstein se equivocó. No. No, al menos, del todo.
Una revolución que, en ningún caso, nos permitiría decir que Einstein se equivocó. No. No, al menos, del todo.
Sólo quedarían
en entredicho los límites de su teoría, la extensión de su marco interpretativo
de la realidad. Lo que implicaría que habría que ampliarla, de modo que incluyera
los nuevos fenómenos detectados.
Estaríamos ante
una TER que nos describiría, de forma más completa, la realidad. Algo de lo más
frecuente en ciencias. No olvidemos que no existe ninguna teoría absoluta. Y
hay ejemplos donde escoger.
Sin ir más
lejos, en el campo de la gravedad, le pasó a la Ley de Gravitación Universal (LGU)
del gran Isaac Newton, precisamente,
con Einstein y su Teoría General de la
Relatividad (TGR).
Previsible por
tanto que le pase lo mismo a Albert
Einstein con otro u otros científicos.
Nihil
novum sub sole.
Nada nuevo bajo el Sol, que dijo el clásico.
Pero hay otras
implicaciones relativeras. Por ejemplo, viajar en el tiempo.
2 comentarios :
Si lo lees bien, Carlos Roque, no defiende la TER, sólo le da el valor demostrado que tiene.
En realidad los datos en contra no están contratado.
Yo pienso igual
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