miércoles, 9 de octubre de 2024

Calle Gregor J. Mendel (3)

(Continuación) Pero hasta entonces, el naturalista y fraile agustino ya había realizado toda una serie de experimentos sobre la hibridación de plantas que, si bien su significado pleno no se entendió hasta varias décadas después, en ellos ya estaban las claves para comprender a nivel celular la reproducción de los seres vivos.

Y no es que con anterioridad no se hubieran realizado estudios de relevancia acerca de la hibridación vegetal, que los había, sirvan de ejemplo: en siglo XVIII, los llevados a cabo por Kölreuter, W. Herbert, C. C. Sprengel y A. Knight, y ya en el siglo XIX, los de Gärtner y Sageret (1825).

Una serie de trabajos más o menos culminados por Ch. Naudin (1815-1899) y, sobre todo por Gregor Mendel (1822-1884), nuestro protagonista.

Mendel y Darwin

En cuyos estudios ya hay una primera respuesta a la gran pregunta que el gran Charles Darwin (1809-1882), descubridor que las especies cambian al adaptarse a las nuevas circunstancias de los medios en los que viven, no pudo contestar: ¿cómo se transmitían los caracteres hereditarios de generación en generación?

Se da la circunstancia de que fueron coetáneos, aunque no se llegaron a conocer, si bien hay constancia de que Mendel poseía una copia personal de El origen de las especies (1859) de Darwin y que estuvo influenciado por su lectura.

No obstante, los experimentos del monje fueron al principio marginados por los darwinistas, quienes afirmaban que sus descubrimientos eran irrelevantes para la teoría de la evolución; de hecho, él mismo, parecía estar de acuerdo: “He visto todo el trabajo allí, y cuanto más lo veo, más estoy convencido de que el mendelismo no tiene nada que ver con la evolución”.

Pero claro, queda el interrogante: ¿qué habría ocurrido de haber contactado ambos hombres? Quizás ahora lo hagan pues le recuerdo que a escasa distancia y paralela a la calle Gregor J. Mendel en la que estamos, tiene la suya el creador de la teoría de la evolución por el mecanismo de la selección natural, el señor Charles Darwin, que ya se imagina pronto traeremos a este “De Ciencia por Sevilla”.

“Padre de la Genética”

Mendel murió el 6 de enero de 1884 a causa de una nefritis crónica, complicaciones cardíacas y renales, y lo hizo no solo completamente olvidado sino lo que es peor aún, ignorándose su aportación por el mundo científico de la época, a pesar de que él lo tenía claro.

“Mis estudios científicos me han brindado una gran satisfacción, y estoy convencido de que no pasará mucho tiempo antes de que todo el mundo reconozca los resultados de mi trabajo”. Como así fue pues está considerado hoy día como una de las más personas más relevantes de la historia de la ciencia, quizás entre los cinco primeros más influyentes en la Humanidad. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 13 de mayo de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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