(Continuación) Ya que el fenómeno se observó por primera vez Magnesia del Meandro, ciudad de Asia Menor. En concreto en unas piedras compuestas del mineral magnetita (Fe3O4) que no solo atraían a trozos de hierro, Fe, sino que estos a su vez eran capaces de atraer a otros; a estas piedras se las denominó imanes naturales o “piedras amantes”.
Un fenómeno conocido ya por los
antiguos griegos desde hace más de 2000 años y que con el tiempo ha dado lugar
a una compleja rama de la física pues en ella no están implicados solo
postulados de física
clásica, los hay también de la física moderna.
Pero no adelantemos acontecimientos, hasta el momento que le refiero del magnetismo se sabía poco más que unas nociones previas, como por ejemplo que las propiedades magnéticas son más acusadas en los extremos del imán, denominados polos magnéticos, polo Norte (N) y polo Sur (S); o que polos del mismo nombre se repelen y de distinto nombre se atraen.
Magnetismo. Historia: Galileo
Sabemos que por este fenómeno
se mostró interesado el polígrafo pisano Galileo Galilei (1546-1642), si bien sus
motivos no eran altruísticamente científicos sino más bien prosaicamente
económicos. Galileo fue un genio pero tenía muchas necesidades materiales
Tras observar la atracción que
ejercía la magnetita sobre los objetos de hierro, pensó que ahí había negocio,
y no se le ocurrió otra cosa que encargar a un artesano que le engastara en un
bello artilugio de madera que diseñó, una piedra de dicho mineral de 1,5 kg
aproximadamente de masa,
Un dispositivo que, mediante un ingenioso dispositivo, permitía levantar una bola de hierro de nada menos que cuatro kilogramos (4 kg) de masa. Algo realmente sorprendente y nunca visto. Ya, pero no gustó a nadie de la clase pudiente que se lo podría comprar y, tras varios intentos, abandonó la idea; ‘la pela es la pela’ debió pensar, y a otra cosa mariposa.
Magnetismo. Historia: Gilbert
Afortunadamente Galileo no fue el
único europeo interesado en el magnetismo, y casi en la misma época el físico inglés William Gilbert (1544-1603),
que fue médico de la reina Isabel I, en 1600 publicó en Londres su obra maestra
De Magnete.
El primer libro importante sobre física que se editó en Inglaterra, donde explicaba la orientación que experimentaban los imanes (brújulas). Lo hizo a partir de la hipótesis que suponía a la Tierra comportándose como un gigantesco, aunque débil, imán. (Continuará)
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