domingo, 30 de abril de 2023

Centenario de Einstein en España, 1923. Fin de la estancia en Madrid

(Continuación) El caso es que sobre energía, materia, curvatura del espacio, tiempo como cuarta dimensión y velocidad de la luz se habló durante unos cuantos días en oficinas, cafés y tranvías igual que se hablaba de política, de fútbol o de toros. Al mismo nivel.

Y eso que, ya se lo he apuntado, buena parte de lo que Einstein explicaba en sus conferencias no estaba al alcance, ni siquiera, de personas instruidas como médicos, literatos o políticos. Sin embargo, eso no era obstáculo para que el pueblo quedara seducido por las peculiaridades de la relatividad y, sobre todo, por la personalidad de quien las defendía.

Como una estrella de rock

Trasladándonos unos años en el tiempo, el asombroso eco que la prensa se hizo de la visita del genio relativista es comparable a la de The Beatles veintidós años después, el 2 de julio de 1965, lo que estará conmigo es una comparativa excepcional pues, a nivel popular, el tirón mediático de un físico no es lo mismo que el de un grupo musical.

Pues así fue y las viñetas hicieron de él uno de sus protagonistas inmerso en la realidad cotidiana, como la del ABC del 2 de marzo donde lo describía así: “La boca es sensual, muy encarnada, más bien grande; entre los labios se dibuja una sonrisa permanente, bondadosa o irónica. ¿Quién podría definirlo? Es alto (acaso tenga 1,75 metros)”. No me digan.

Hay también una viñeta de Bagaría, donde se explica que “Einstein dice que no existen líneas rectas, todas son curvas”, y en un dibujo, un hombre le grita a una mujer: “¡Ay qué curvas! ¡Viva Einstein!”. Lo dicho.

Sábado 10 y domingo 11 de marzo

Los días siguientes quedaron libres para el matrimonio, que aprovecharon para realizar visitas a su aire. La prensa de la época nos dice que el 10 visitaron de nuevo el Museo del Prado como unos turistas más, en particular las salas de Velázquez y El Greco, que comieron con el embajador alemán y pasaron la tarde con sus familiares.

Y que el 11 visitaron por última vez el Museo del Prado, tres en total en tan pocos días, paseando esta vez por las salas dedicadas a Goya, Rafael y Fray Angélico. El resto del día el matrimonio lo dedicó a preparar su marcha a Zaragoza que emprendería al día siguiente, un destino que inicialmente no estaba previsto en la gira pero que la proverbial picaresca española hizo posible, recuerde el abordaje ferroviario de Vecino y otros. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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