(Continuación) Sólo dos afirmaciones puedo hacer a ciencia cierta, acerca del romance entre el aroma creado por el perfumista francés Ernest Beaux en 1921 y la artista estadounidense. Una, que nunca hubo un contrato publicitario entre las partes, surgió de manera espontánea por parte de la actriz quien jamás recibió ninguna remuneración de la casa Chanel.
Y dos, aunque desconocemos desde cuando en lo privado la
esencia era su favorita, la primera vez que de forma pública lo explicitó fue
en 1952 cuando, contando ella con 26 años, la revista ‘Life’ le dedicó
un reportaje y la portada del 7 de abril.
‘What do you wear
to be?’. ‘Just a few drops of N. º 5’
Es donde aparece una declaración pública de amor, por primera vez, de la actriz por el perfume. Cuando, al ser preguntada: “Marilyn, ¿qué se pone para dormir?” Ella responde: “Solo unas gotas de Chanel N.°5”. O algo así, en fin, es cuando arranca la leyenda.
Tan solo un año después, en octubre de 1953, durante una sesión de fotos para la revista ‘Modern Screen’, aparecía tumbada en la cama y bajo las sábanas era evidente que no llevaba nada puesto. Eso sí, encima de la mesita de noche estaba bien a la vista un bote de N.º 5 Chanel. Unas imágenes que nunca se llegaron a publicar.
Con posterioridad, en 1955, el mismo año en el que muere
el físico Albert Einstein, es fotografiada perfumándose con él, y así la
actriz sigue contribuyendo a catapultarlo como el aroma más famoso del mundo.
En 1960, volvió a hablar del perfume en una entrevista para la revista ‘Marie Claire’, estaba en pleno rodaje de El multimillonario de George Cukor y, por desgracia, ya era público y notorio su caótico comportamiento durante los rodajes. En su momento, tampoco llegaron a aparecer de forma pública estas declaraciones.
Chanel al
rescate
Sin embargo, en 2012, la casa francesa Chanel rescató el
audio inédito de la grabación de dicha entrevista y es donde por primera vez
oímos a Marilyn referirse al perfume: «Tú sabes, ellos te hacen preguntas…Por
ejemplo: “¿Qué se pone para dormir? ¿Una chaqueta de pijama? ¿Un pantalón de
pijama? ¿Un camisón?” Entonces contesté, ¡Chanel n.º 5, porque es verdad! ¡No
voy a decir ‘desnuda’, pero esa es la verdad!».
Ya ve, una inocente picardía la de la desnudez
perfumada (‘What do you wear to be? Just a few drops of N.º 5’), pero es
que ella no quería decir que dormía desnuda, sin nada puesto. Y lo consiguió, como
también, aunque esto probablemente sin proponérselo, condensar toda la
sensualidad del mundo en un pequeño frasco de cristal al que ya sí, había
lanzado al estatus de icono carnal.
Por cierto, no le he contado nada del perfume, toda
una intrahistoria con rango de categoría dentro de esta historia, y que seguro
ya se habrá imaginado me propongo a hacer. N.º 5 Chanel, así escrito y
no al revés, Chanel n.º 5, aunque sea ésta como normalmente se suele ver. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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