domingo, 4 de marzo de 2018

Big Bang y efecto Doppler (y 2)

(Continuación) Pero si la expresión Big Bang es poco acertada por incorrecta, ¿quién y por qué se la puso? ¿Cómo es que aún permanece? Al fin y al cabo cuando se piensa en el origen del universo, lo primero que se nos viene a la cabeza es una explosión en medio de la nada, y si no es cierto...
“Es extraño...”, que nos diría el gran Isaac Asimov. Pero por mucho que nos lo parezca no es este el momento de ir en busca de respuestas aunque, créanme, cuando les digo que la situación es de lo más chusca. Cierro paréntesis.
Una materia concentrada les decía, que en cualquier caso, explotara o se expandiera, salió impulsada en todas direcciones con una gran cantidad de energía, y a la que los choques y el  desorden cósmico la hicieron agruparse y concentrarse más en unos lugares del espacio que en otros.
Como consecuencia se formaron los primeros de todos los cuerpos celestes que conocemos: agujeros negros, asteroides, cometas, estrellas, galaxias, meteoritos, nebulosas, planetas,
púlsares, quásares, satélites, etcétera. Y desde entonces el universo continúa en constante movimiento y evolución.
Se trata de una teoría en la que, como es lógico, se combinan conceptos físico-químicos, modelos matemáticos, observaciones astronómicas y mediciones experimentales.
Y así entre los primeros se encuentran incluidas las teorías de la relatividad general (TRG) de Albert Einstein y el modelo estándar de partículas fundamentales de la década de los setenta del siglo pasado, combinadas con observaciones de isotropía y homogeneidad a gran escala de las galaxias.
De su distribución y de los cambios de posición entre ellas, lo que permite extrapolar las condiciones del universo antes o después a lo largo de la línea del tiempo.
Y entre las observaciones y mediciones, para los intereses que nos traen, ninguna como la que realizó en 1929 el astrónomo estadounidense Edwin Powell Hubble (1889-1953), al observar que la Vía Láctea se alejaba de nosotros a una velocidad proporcional a la distancia que mantenía con la Tierra.
Una prueba que demuestra la expansión del universo y que conocemos gracias a la técnica de la espectrometría, con la que pudo medir el corrimiento al rojo que experimentaba la luz que nos llegaba de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.
Un fenómeno que ya sabemos se explica gracias al efecto Doppler, que en el campo de la astrofísica nos permite decir si una estrella se está alejando o acercando, según que la luz que emita sea roja o azul, o lo que es lo mismo manifiesten un desplazamiento al rojo o al azul. (Continuará)
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