(Continuación)
La tercera y última vez por ahora que se entregó un Ig Nobel en esta modalidad de Investigación
Interdisciplinar, fue justo al año siguiente en 2003, y lo recibieron los científicos Stefano
Ghirlanda, Liselotte Jansson y Magnus Enquist de la Universidad de
Estocolmo, por su informe “Las gallinas
prefieren a los humanos guapos.”.
Sí,
han leído bien, no se trata de un error tipográfico. Ya ven que el nivel de la
estulticia científica promete.
Otras investigaciones peluseras: Georg Steinhause
Pero
por sorprendentes y estrafalarios que nos puedan parecer los intereses científicos
del doctor Karl, volvemos a la pelusa que se nos acumula en el ombligo, no ha sido él el único
científico que le ha dedicado tiempo a semejante menester.
De
hecho pocos años después de lo suyo, y dentro de la primera década del siglo
XXI, la pelusa volvió a ser motivo de estudio ahora por parte de un químico
atómico austriaco, el Dr. Georg
Steinhause.
Este
científico de la Universidad Tecnológica de Viena dedicó casi cuatro (4) años de su
vida a investigar cómo y por qué se forman las pelusas que aparecen en nuestros
ombligos, así como algunas otras propiedades físico-químicas de las mismas.
Para
ello trabajó con una muestra formada por quinientas tres (503) pelusas de
ombligos, propias y ajenas, y tras sus análisis llegó a determinadas respuestas
que publicó en 2009 con el título ‘The
nature of navel fluff’, en la revista especializada Medical Hypotheses. Cosa seria, oiga.
Medical Hypotheses, 2009
En
dicho artículo podemos encontrar la ratificación empírica de aportaciones ya
conocidas a través de Karl Kruszelnicki, del tipo de la razón y la
forma en la que acumulamos este depósito de desechos.
Según
su estudio los causantes no son otros que ciertos pelillos abdominales que: uno,
crecen en circunferencias concéntricas alrededor del ombligo y, dos, tienen una
estructura escamosa que les hacen actuar como diminutos anzuelos que capturan
fibras.
Como
consecuencia de la combinación de ambas circunstancias, unida a la fricción y
el movimiento relativo entre ropa y piel, estos desechos corporales van siendo conducidos
poco a poco hacia el ombligo y un día, al mirarnos, los vemos: Habemus pelusa.
El estudio
también concluye que todo este proceso se produce por el roce de abajo a arriba
y no a la inversa como parecería lógico y que la pelusa, aunque puede presentarse
de distintos otros colores, el azul grisáceo que suele tener es debido probablemente
al más que extendido uso de pantalones vaqueros tejanos. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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