viernes, 1 de diciembre de 2017

Bioma del ombligo. Defensa e higiene

(Continuación) Que trabajando con una muestra de trescientos noventa y un (391) sujetos de ambos géneros y diferentes edades, orígenes étnicos e incluso hábitos de higiene, también descubrieron, además de bacterias, hongos y levaduras sobre los que aportaron otros números.
Otros números
En la actualidad este equipo, no solo ha confirmado la viabilidad de estos organismos mediante su cultivo, sino que se encuentran en pleno proceso de secuenciación del ADN de cada especie, lo que está bien. Además, los resultados preliminares ya apuntan a que el número de organismos por persona, varía de forma considerable.
Y si bien hasta ahora no se tiene una explicación completa de por qué las personas difieren tanto en términos cuantitativos acerca de sus comunidades bacterianas, sí sabemos que dichas diferencias no dependen exactamente del género, la etnia, la edad o, ni siquiera, de la frecuencia de lavado.
Lo sabemos pero desconocemos el porqué. Sin duda hay algo más que descubrir en el ombligo, que por ahora se nos escapa. Sin embargo en el otro extremo, en términos cualitatitvos, los investigadores llegaron a una interesante conclusión.
La mayoría de nosotros compartimos un grupo relativamente pequeño de especies bacterianas (un indicativo de nuestra historia común como especie animal), junto a centenares de otras especies ya propias de unos y otros (indicativas de nuestra historia, ahora como individuos), y de las que pensamos son inherentemente impredecibles.
Así que desde el punto de vista bacteriano las diferencias entre individuos humanos son grandes, si bien todas ellas comparten la función de actuar como un mecanismo de defensa contra los patógenos.
Mecanismo de defensa e higiene
Es lo que confirman todos los estudios. El ombligo es una gran fuente de bacterias que actúan como mecanismo de defensa contra los patógenos, al igual que lo hacen el resto de microorganismos  que se encuentran sobre toda la superficie del cuerpo.
Vienen a ser como un ejército que vive en nuestra piel, una especie de primera línea de defensa frente a todo agente que nos pueda producir una enfermedad, y contra los que se apresuran a luchar en cuanto los detectan. Sin embargo, a pesar de poder encontrar a estos “defensores” en todo nuestro cuerpo, los que se ocultan en el ombligo tiene un especial interés para los investigadores.
La razón no es otra que la de tratarse de unos organismos que apenas se han visto alterados por la acción ciertos limpiadores químicos, lociones, luz ultravioleta (UV) u otros productos, lo que facilita sin duda el estudio de su composición, estructura y fisiología.
Y aunque la higiene es necesaria, como nos dice el poeta ‘todo es cuestión de medida: un poco más, algo menos’, un ser humano que elimine por completo toda la carga microbiana de su cuerpo, podría estar corriendo un alto riesgo de padecer una infección mortal de piel.
Por lo dicho hasta ahora el ombligo, sin duda, es un lugar a tener en cuenta y al que prestarle nuestra atención. Sin olvidarnos además del asunto de la pelusa que puede albergar, la pelusilla del ombligo.
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