(Continuación) Finalmente vino la humillación psicológica: el hombre que sabía que ya no
es ni el señor del cosmos, ni el señor de los seres vivos, descubre que no es
ni siquiera el señor de su psiquis.”
Es la tercera ofensa y última por ahora,
por parte de la ciencia contra
el narcisismo humano: la psicológica.
Nuestro poeta de cabecera nos lo dice en la última estrofa que, como la última
hora, es la que trae la muerte:
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
Claro que esto es lo que pensaba el
bueno de Freud, otra cosa es que estuviera en lo cierto. Hasta donde alcanzo a
comprender, los efectos de los tres descubrimientos (heliocentrismo,
evolucionismo e inconsciente) no fueron iguales ni tuvieron las mismas consecuencias
para el hombre.
Por descontado que los dos primeros, sí trastocaron el orden establecido en
sus campos de conocimiento. El modelo heliocéntrico dando un giro de a todo lo
que se sabía hasta el momento de astronomía
y propiciando el desarrollo del moderno
método científico.
Y la evolución por selección natural
estableció un nuevo paradigma tanto en biología
como, incluso, en medicina. No cabe
la menor duda de que la ciencia no fue la misma a partir de estos dos
importantes momentos.
Por el contrario en el caso del
psicoanálisis, su impacto e influencia fue menor, mucho menor. De hecho no puede
decirse que ciencias como la neurología,
la psicología o la psiquiatría se hayan visto influenciadas
por aportaciones psicoanalíticas.
Más bien creo, no soy experto, que todo
lo contrario. Estas disciplinas han seguido su desarrollo, sin tener en
consideración el menor de sus presupuestos. Pero esto es lo que pienso yo y quién
es uno y qué sabe, para decirlo.
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