Si
damos por admitido que en principio todos
tenemos ombligo y que éste puede ser redondo, ovalado, hundido o sobresaliente,
admitido esto, lo siguiente en lo que tenemos que coincidir es en el hecho de que,
en mayor o menor grado, todos ellos tienden a acumular en su interior ‘algo’.
En
el ombligo, si nos lo miramos, puede que encontremos una especie de pelusa o pelusilla, borra o borrita, con esos nombres es conocido
el ‘algo’ anterior, que una vez analizado resulta ser producto de la acumulación de diferentes
materiales en su interior.
Una
composición que sin ir más lejos, nosotros mismos podemos averiguar o intuir en
su defecto. Entre otros elementos nuestra pelusa del ombligo está formada por
restos de fibras de ropa, algo de piel muerta y un poco de vello que, junto a otros compañeros que
ahí habitan, encuentran en él una zona de confort por sus recovecos, poca luz y
temperatura calentita.
Una
mezcla que da algo de grima con solo pensarlo. Lo sé, pero es lo que hay. Una pelusa
cuya presencia, ojo, resulta inevitable y en absoluto es una señal de mala
higiene por nuestra parte, lo que no significa, ni nos exime, de que debamos
limpiarlo con cierta regularidad.
Pero
igual que les digo esto también les apunto que si bien hay personas que no suelen
tener prácticamente nunca nada en el ombligo otras, por el contrario, tienen
que limpiárselo cada día. Nadie dijo nunca quefuéramos iguales o que esta vida
fuera justa.
Trato
de decirles que aunque la higiene personal sea más que correcta, a veces no se está
a salvo de esas pequeñas bolitas que, invariablemente y cada día, deciden formarse,
quizás para su mayor comodidad en nuestro ombligo.
Sin
duda su existencia podría ser una respuesta de chiste a la seria pregunta de
hace unos días, en realidad unas semanas ya, que quizás recuerden: ¿Para qué sirve el ombligo? Pues
en principio la razón no puede ser más evidente, dada su inusitada capacidad
para almacenar con el tiempo cierta pelusilla.
Ciencia
de la pelusa del ombligo
Como
ya hemos tratado el bioma ombliguil
-se trata de todo un nido de bacterias,
hongos y levaduras- nos centraremos ahora en su composición más abiótica ,empezando
por lo que para casi todos resulta obvio, por sabido o intuido.
Y
no crean ustedes que se trata de un asunto menor, éste de la pelusa en el
ombligo, ni de una cuestión para tomarse a chanza. Nada más lejos de la
realidad. Buena prueba de los que les digo es que la misma ciencia -así en femenino singular y minúscula- se ha preocupado de
ella.
Vamos
que existe toda una ciencia de la pelusa
del ombligo por así decirlo, un campo de conocimientos en cuyo nombre estamos
en condiciones de poder contestar preguntas del tipo:
- ¿Qué
es la pelusa del ombligo?
- ¿Por
qué está precisamente ahí?
- ¿Cómo
es que se forma?
- ¿Para
qué sirve?
Son
preguntas en busca de respuestas, como los personajes del Premio Nobel en Literatura de 1934, el escritor italiano L. Pirandello,
iban en busca de autor, en su novela Sei
personaggi in cerca d'autore (Seis personajes en busca de autor) de 1920. Una
novela a cuya lectura les remito por recomendable, tanto si quieren saber si lo
encontraron, como si no. (Continuará)
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