(Continuación) Después utilizó témpera o pintura al temple (una técnica en la
que el disolvente del pigmento es el agua y el aglutinante o temple es algún
tipo de grasa animal, glicerina, huevo, etcétera.) obteniendo mejores resultados,
al ser más densa que la acuarela.
Pero no era del todo satisfactorio para sus propósitos.
Y así entre prueba y prueba se pasó cinco años investigando por su cuenta
en la cocina de su casa, asesorada experimentalmente por el empleado de una tienda
de pinturas y teóricamente por el profesor de química del instituto de su hijo.
Que se dice pronto cinco años, son muchos días, sin embargo ahí estuvo hasta
que llegó a un resultado que le satisfizo.
Un líquido de color blanco y evaporación rápida que preparaba en la
batidora de la cocina, y con el que cubría la palabra equivocada al teclearla
en la nueva máquina eléctrica de escribir. Bastaba con esperar solo unos
instantes pues se secaba muy rápido, y ya se podía escribir de nuevo sobre ella.
Corregido el error y sin necesidad de reescribir toda la página. Corría el
año de 1956 y había nacido la Bette inventora.
Al líquido blanco le puso de nombre ‘Mistake
out’, algo así como “Error fuera”, y un día vertió un poco en un botecito y
se lo llevó a la oficina. En cuanto se equivocaba lo extendía con un fino
pincel sobre el error, esperaba un instante a que se secara, escribía de nuevo encima
como si nada y asunto resuelto.
En principio fue una muy buena
decisión pues no sólo sus escritos presentaban siempre un aspecto impecable, sino
que su efectividad como secretaria empezó a aumentar. Dos detalles que no
pasaron desapercibidos a sus compañeras, que se apresuraron a pedirle un poco
para ellas.
Normal. Entre compañeras todo se presta. “¿Tienes líquido?” empezó a ser una
frase muy común en las oficinas.
Mistake Out Company
Y así como Bette nunca se había
planteado ser inventora, recuerden su sueño de ser artista, y sin embargo terminó
siéndolo, pues algo parecido ocurrió con su faceta de empresaria a la que
terminó abocada.
Resulta que si bien a sus jefes no les agradaba el líquido corrector, a sus
compañeros les encantaba por su utilidad y no dejaban de encargarle botes. De
hecho hasta iban a buscarla de otras empresas para pedírselo.
Así que se convirtió en empresaria. Empezó a fabricarlo en mayores
cantidades empleando la batidora de la cocina y a suministrarlo dentro de unas botellitas
que etiquetó con el nombre de Mistake Out
(Error Fuera).
No había acabado el año 1956 cuando la cocina era ya todo un auténtico
laboratorio improvisado y fundaba, con sede en su propio hogar, la empresa Mistake Out Company, en la que colaboraban
su hijo Michael y un par de amigos
del instituto.
Ellos eran los encargados de rellenar y distribuir los botecitos en el
garaje, reconvertido en zona de envase y almacenaje. Y el asunto funcionaba
pues tan solo un año después ya facturaban cien (100) botellas al mes.
(Continuará)
2 comentarios :
¡Por fin una mujer inventora!
No va continuar?
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