Y lo mejor es que parece encontrarse igual de a gusto en ambos mundos. Sea el del Arte de la Tauromaquia o el de la Ciencia Veterinaria.
Pisa igual de cómodo el albero del coso que la tarima del aula, y coge con la misma destreza en corto la vara o puya que la tiza o rotulador. Tengo para mí que este hombre desarrolla ambas actividades con mucha, mucha, ilusión, sin que tenga claro donde acaba una y empieza la otra.
O viceversa, que también puede ser.
Les digo esto porque sé que el profesor Calvo, dentro de su actividad docente en la Universidad de Valencia, entre otras asignaturas imparte en el primer curso la que lleva por nombre Etnología y bases de la Etología y protección animal.
Es una disciplina que trata sobre las razas y capas de los animales, y cuando le toca al toro de lidia, habla de sus encastes, morfologías, pelajes, reseñas, etcétera
Pero nuestro profesor hace algo más que hablar en sus clases, ya que lleva a sus alumnos a que presencien la selección del toro en el campo, en la tienta, e incluso a que vean la singularidad de la cría del animal.
No se limita a ver los toros desde la barrera pues he leído que, además, tiene en mente un nuevo proyecto.
Dr. Calvo Capilla, veterinario y docente
Uno de calado para abrir el mundo del toreo a la vida universitaria. Iría coordinado a través de una asignatura como hilo conductor, en la que el toro bravo sería el contenido principal. Y de su puesta en práctica se encargaría él mismo, junto a otros compañeros de facultad que son veterinarios de la plaza de Valencia.
Una idea de lo más interesante para este Arte y que proviene del mundo de las ciencias. En particular de las Ciencias Veterinarias, encargadas de la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades, trastornos y lesiones en los animales.
Unas ciencias que contribuyen no sólo a mejorar las condiciones de la vida animal, sino que su acción también se extiende a la salud y bienestar de la misma población humana.
Además de posibilitar y acompañar el desarrollo económico del país pues fomenta y fortalece las actividades agropecuarias. O sea que el profesor Calvo remata la faena del torero Montoliú.
Adenda
No soy experto en estos asuntos pero dicho así, todo esto tiene pinta de venirle bien al “arte de Cúchares”.Una actividad humana para la que no soplan precisamente buenos vientos. Vamos que por ahora pintan bastos y para después, lo que te rondaré morena. No. Son malos tiempos para la lírica, ya ven por dónde voy.
Y poco más que decirles.
No sé qué pensarán queridos lectores pero a quien escribe, por las circunstancias artísticas y científicas del protagonista, le ha parecido una curiosidad digna de ser enrocada.
Claro que puedo estar equivocado, de hecho suele ocurrirme más a menudo de lo que sería deseable.
3 comentarios :
Le felicito por este artículo
me parece de energúmeno lo que quiere hacer el profesor, en Córdoba también lo quisieron hacer y les salió rana , es más en contra más que a favor.Imponer la tortura y maltrato animal a los veterinarios es como decir que Menguele fué un santo varon que hizo mucho por la ciencia.No recomendaré a mis hijos que hagan la carrera en Valencia.
¿Por qué utilizan la palabra guarismo para indicar el año del toro si no siempre coincide?
Publicar un comentario