A todos nos suena su nombre asociado a unos guisantes y unas leyes que llevan su apellido, y con las que nació la genética y los estudios de la herencia.
Aunque el monje austriaco Gregor Mendel (1822-1884) publicó su trabajo en 1866, hubo que esperar a finales de siglo, 1900, para que la valía de su investigación fuera reconocida.
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