viernes, 19 de septiembre de 2014

El calor, la calor, los calores y las calores


Desde el campo de conocimiento de la Literatura, la relación y diferencia entre estas voces resulta de lo más entretenido. Les traigo dos apuntes.

En los inicios del siglo XX, para los hermanos Álvarez Quintero, según avanzaba la estación astronómica del verano, se sucedían las siguientes sensaciones térmicas: el calor, la calor, los calores y las calores.

Una especie de subestaciones dentro del estío andaluz y que ellos ubicaban en Sevilla, llegando incluso a esbozar una especie de hipótesis relativa al aumento de la sensación térmica que, además, secuenciaban.

Según su anónimo conocimiento, y empezando ya en el florido mayo, primero viene el calor, luego sigue la calor, se continúa con los calores para, más tarde, vencido ya septiembre, acabar con las calores.

Qué me dicen. Es ciencia popular en estado puro. Y resulta evidente que no es lo mismo calor en masculino que en femenino, en singular que en plural.

Puede que para los estultos de la supuesta corrección política, el calor y la calor, por poner un ejemplo, no sea más que una igualitaria forma de apreciar la temperatura. Puede, pero no. Estoy más que convencido de ello. Como también, que se hallan en un craso error.

Esta ya se lo he dicho más arriba. Es una cuestión de beocia intelectual en la que estoy procurando no entrar, por lo que lo dejo aquí. Y pongo negro sobre blanco el segundo de los apuntes literarios.

Anacleto dixit
En la misma dirección calorífica que los hermanos Álvarez Quintero, apuntaba el también escritor y español Pedro Muñoz Seca (1879-1936), nacido el mismo año que el científico alemán Albert Einstein (1879-1955) y abuelo materno del escritor Alfonso Ussía (1948).

En su obra Anacleto se divorcia de 1933, uno de los personajes decía: “Mire usted aquí en Sevilla tenemos el caló, como tó er mundo; la caló que ya es cuando uno empieza a sudá. Después vienen los calores, que es pa reventá y, por último, las calores donde uno si pudiera se quitaría hasta el pellejo”.

Sí. Es la misma sabia y popular jerarquía, al modo sevillano, para las sensaciones térmicas.

Una sensación térmica entendida como reacción físico-química del cuerpo humano desde el punto de vista térmico, ante una serie de factores ambientales determinados por el clima.

Es habitual decir que hace calor o frío, en función de lo que dice un termómetro, pero lo cierto es que no sólo la temperatura (seca del aire) determina la sensación que siente el cuerpo humano. Variables como el grado de humedad y el viento entre otras, pueden mejorar o empeorar la sensación.

Luego no va mal encaminado este andaluz y popular calendario calorífico, lo que no significa que sea correcto. No olvidemos que calor ya es un término que aparece en los textos de ciencia de nuestra adolescente etapa escolar.

Calor y Ciencia
¿Qué tiene que decir la Ciencia? ¿Cuál es el significado de la magnitud calor? ¿Es lo mismo calor y temperatura? ¿En que se mide la magnitud calor? ¿Debemos emplear las unidades, calorías y frigorías?

Son preguntas en busca de respuestas, algunas ya dadas, que habrá que encaminar a la mayor brevedad posible.

Pero antes debo dar algunas puntadas a varios flecos que dejé suelto hace ya tiempo. Y eso no está bien. Así que lo primero es lo que va antes.




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