sábado, 13 de septiembre de 2014

Calores de septiembre en Sevilla (y 2)


(Continuación) Como por ejemplo son los calores del húmedo setiembre sevillano. Y de los que aún nos queda buena parte que sufrir.

Y lo que queda
O algunas tazas que tomar. Mi abuela María decía que lo que no ha pasado, ya pasará. Y que si no ha hecho calor o frío cuando tenía que hacerlo, pues que ya llegarán.

Les digo esto porque lo cierto es que julio y agosto han sido poco calurosos. Es mucho lo que ha mandado el viento de poniente, en estos meses y por esta zona. De modo que ya sabe la que nos espera, según mi abuela.

Bueno, mi abuela y algún que otro experto conocedor de estos asuntos meteorológicos. Los que saben anuncian entre treinta y tres (33) y treinta y ocho (38) grados Celsius (º C) hasta el veinte (20) de septiembre, y que entraremos en octubre marcando el paso de los treinta grados (30 º C).

Menos grados de temperatura sí, pero más de sensación térmica y mala baba húmeda y pegajosa.

Y no debemos dejarnos engañar por tormentas y aguaceros que refresquen algunas horas de algún día. No, no se fie. Sólo es flor de día septembrino y nunca una flor hizo primavera.

Créame, aún queda para que lleguen los primeros frescores otoñales.

Como tampoco nos debe obnubilar el hecho cierto de que quedan once (11) días mal contados para que entre el otoño astronómico. Pero una cosa es el inicio otoñal astronómico y otra bien distinta el meteorológico.

Además, que me olvidaba de él, todavía nos queda el veranillo de San Miguel para finales de mes. Madre mía. (En septiembre a fin de mes, el calor vuelve otra vez).

Veranillo del membrillo
También llamado veranillo de San Miguel y veranillo de los arcángeles, por razones más o menos conocidas. De un lado, San Miguel se celebra el día 29 de setiembre y es también la festividad de los arcángeles San Gabriel y San Rafael.

Y de otro lado, estas postreras y pegajosas calores son las que dan el punto óptimo de maduración a frutos últimos como melones, melocotones, uvas, higos y membrillos, dándoles por esas fechas color y sabor. De ahí el nombre.

Bueno pues ya ven.

Si el uno (1) de septiembre marca de manera oficial el final del veraneo y las vacaciones para la mayoría de nosotros, y el veintitrés (23) hace lo propio con el verano astronómico, los finales septembrinos marcan el principio del fin del verano meteorológico.

Quizás demasiados finales para solo un mes. Lo mismo van tener razón los que dicen que septiembre es el mes más malo que el año tiene. Lo mismo va a ser. Vade retro, Septiembre.

Postdata
Si ha llegado hasta aquí, imagino al avisado y paciente lector preguntándose acerca de cómo se escribe el mes, si septiembre o setiembre, porque he utilizado indistintamente ambas formas.

O plateándose cómo se debe decir, si la calor o el calor. Una cuestión de género. Y también de número gramatical, ¿las calores o los calores? Sin olvidarnos del origen de estos cuatros términos.

Y por supuesto, qué dice a todo esto la Ciencia.

¿Cómo se dice septiembre o setiembre? ¿Es lo mismo calor y temperatura? ¿Qué es el calor? ¿Está relacionado con la temperatura?

En fin, está visto que cada día trae su afán y éste ha venido cargado. Un afán al que cada hombre debe poner su empeño. Ergo, ya tenemos tarea.



1 comentario :

Anónimo dijo...

¿Es de sevilla?