martes, 8 de julio de 2014

¿Qué es y qué límite tiene la longevidad humana? (y 2)


(Continuación) Por supuesto que, con independencia de que se trate de una u otra estrategia, ambas tienen un mismo objetivo evolutivo de selección natural: maximizar la contribución a las siguientes generaciones, partiendo de una cantidad limitada de recursos. Una inexorable ley de vida.

Datos de longevidad humana
Dejando a un lado los relatos más o menos figurados, y las increíbles por avanzadas edades de sus personajes. Me estoy refiriendo a las de: Adán, 930 años; Set, 912 años o Matusalén, 969 años.

A los considerables 4 300 años de media de los diez (10) ancianos de Babilonia. O a los más que fantásticos 100 000 años de los semidioses de la saga hindú.

Dejando a un lado digo, lo cierto es que en el siglo III d.C., el historiador y filósofo griego Diógenes Laercio declaró que el astrónomo Hiparco de Nicea (185-120 a.C.), aseguraba que Demócrito de Abdera, “el filósofo que se ríe”, había vivido ciento nueve (109) años.

Una edad a tener en consideración.

No sólo porque, a pesar de estar basada sólo en una declaración y seguridad personales, otras referencias de la antigüedad griega corroboran ese dato. Sino porque no destaca de forma significativa, sobre la longevidad de otros pensadores de la época.

Sirvan de ejemplo: Eratóstenes de Cirene, 95 años; Pirrón de Elis, 90 años y Jenófanes de Colofón, 95 años. Por citar algunos.

Dando un salto en el tiempo, y ya en épocas más recientes, la consulta a los registros demográficos nos refieren que, entre los siglos XV y XX, al menos una veintena de personas, vivieron entre ciento quince (115) y ciento ochenta (180) años. No obstante tienen la pega de no ser valores confirmados.

La referencia contrastada de mayor duración de vida humana corresponde a la francesa Jeanne Calment (1875-1997) que murió a los 122 años y 164 días. Ésta es la máxima longevidad humana contrastada que, por otro lado, está estabilizada y puede que sea límite.

Una longevidad máxima estabilizada y límite
Es la opinión más generalizada entre los investigadores. El valor de 120 años está bastante asentado en nuestra especie, y sabemos que depende de factores genéticos, bioquímicos y fisiológicos por lo que resultan muy, muy, difíciles de modificar por nuestra parte.

No. No será fácil superarlo.

En esta línea de intervención humana, y para un futuro más o menos inmediato, el único avance esperable es que cada vez, una mayor proporción de personas pueda alcanzar duraciones de vida más próximas a este valor de longevidad.

Es decir que aumentemos las expectativas de vida del ser humano Pero ése es otro concepto relacionado con la edad del hombre, si bien distinto. También se le conoce como esperanza de vida.

Que vendría a ser como el valor medio de la cantidad de años que vive una determinada población, en un cierto período de tiempo. Un concepto demográfico, en realidad, más difícil de medir de lo que parece en una primera instancia. Y de superar, en segunda.

De aperitivo informativo les adelanto que no será fácil alcanzar unas expectativas de vida del orden de los ochenta y cinco (85) años y que, por supuesto, en un plazo razonable de tiempo al menos, el límite de los 120 años será inalcanzable para la inmensa mayoría de los humanos.

Dicho queda.

En la próxima entrega hablaremos de la esperanza de vida.



2 comentarios :

Anónimo dijo...

Lo veo algo superficial comparado con otros temas

Delia Gálvez dijo...

Hola Sr. Roque. Estoy muy interesada en esta temática. Le agradecería que la continuara.