Es, junto con el Brazuka, otra novedad de esta Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014. A lo mejor, dicho así, no cae usted. Pero si le digo que es el bote que han llevado los colegiados en la cintura, entonces seguro que sí. Que sabe de lo que vamos a hablar.
Se trata de un invento que nace con la idea de resolver, una siempre conflictiva situación. La que se suele plantear en el terreno de juego, cuando se señala una falta y se coloca la barrera. Todos sabemos lo que pasa.
Tanto el jugador que va a chutar como la barrera de contrarios, intentan obtener una ventaja adelantando sus posiciones.
Una práctica antirreglamentaria, y un posible beneficio antideportivo para uno de los dos equipos, que no solo hace perder tiempo de juego cuando es descubierta por el árbitro, sino que, por desgracia, no siempre es percibido por el árbitro o sus asistentes. Lo que es peor aún.
Algo pues, a lo que se debería poner remedio.
Y así lo entendió la FIFA que, desde hace un par de años, convirtió la idea de cumplir con la distancia de nueve coma quince metros (9,15 m) en los tiros libres, en una de sus obsesiones.
Y para esta última copa del mundo tomó medidas. Unas medidas, en mi opinión, acertadas.
El spray de la espuma blanca
Seguro que lo han visto. Mediante el uso de este spray, el árbitro puede trazar líneas que marquen posiciones sobre el campo de juego, en el lugar donde se ha cometido una falta y se va a producir el tiro libre. Con él marcará primero la posición desde donde deberá ser pateada la pelota y, a la distancia reglamentaria de 9,15 m, la línea donde se podrá formar la barrera humana. Una defensa con la que el equipo rival intentará interceptar el tiro.
Dos líneas que ni uno ni otros podrán superar y que resulta bastante visible, ya que el producto con el que se traza es una espuma evanescente de color blanco.
Un material que puede ser aplicado sobre césped, césped sintético y hasta tierra seca o barro, sin ningún efecto nocivo sobre personas o césped.
Se estima que tras estar expuesto al aire, se desvanece visualmente sin dejar rastro alguno, al cabo de un período de tiempo comprendido entre cuarenta y cinco segundos (45 s) y dos minutos (2 min). Así que bien, desde una visión ambiental.
Y desde la deportiva también, si juzgamos por los resultados vistos. Así, grosso modo, han debido estar muy cerca de los previstos a priori. (Continuará)
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