lunes, 28 de julio de 2014

Cassini y Huygens en Encélado


Sí, lo reconozco, escrito así suena raro. Sí.

Aunque estoy más que convencido de que, tras su lectura, ya se ha hecho una idea sobre cuáles son mis espaciales intenciones con este negro sobre blanco.

Lo que viene bien a sus intereses lectores y tranquiliza mi conciencia escritora ya que, tras lo dicho, es usted a sabiendas, quien decide continuar con la lectura.

Pero por si mi convencimiento está errado y sigue conmigo -sólo para despistados caniculares y a efecto de que no se llamen a engaño-, le adelanto que me estoy refiriendo a la misión espacial no tripulada Cassini-Huygens.

Una más entre otras tantas, cuyo objetivo concreto es estudiar el planeta Saturno y sus satélites naturales o lunas. Y Encélado es una de ellas.

Pues bien, dicho esto, vamos a lo que nos trae.

Como ya me habrán leído en más de una ocasión, todo apunta a que cada día que pasa estamos más cerca de descubrir vida fuera de nuestro planeta, la Tierra. Y la sonda espacial Cassini es el último eslabón de esta cadena vital, encargado de confirmarlo.

Se han encontrado pruebas sólidas de la existencia de un océano subterráneo de agua líquida (H2O) en Encélado.

Además se han detectado compuestos orgánicos y volcanes, de modo que podría tratarse de un hábitat ideal para el desarrollo de microorganismos extraterrestres.

Ya saben, la vida considerada como un imperativo cósmico. Qué cosa.

Pero lo mejor será que empiece por el principio.

Acerca del satélite Encélado
Sabemos de su existencia desde que fuera descubierto en 1789 por el astrónomo alemán William Herschel (1738-1822).

Fue su hijo John Herschel (1792-1871) quien en 1847 le puso el nombre en honor de uno de los seres que habitan en el mundo de la mitología griega. Nada menos que un gigante de cien (100) brazos, hijo de Urano y de existencia tan incierta como turbulenta.

Le puso el nombre a él y a los otros seis (6) satélites de Saturno conocidos en aquel tiempo. Y el caso es que, desde entonces, no hemos dejado de descubrir otros.

De hecho este planeta tiene un gran número de satélites, del orden de doscientos (200), el mayor de los cuales, Titán, es el único satélite del Sistema Solar con una atmósfera importante. Un detalle a tener muy en cuenta, dado el tema que nos trae.

La misión Cassini-Huygens ha descubierto varios de estos nuevos satélites, así como ha confirmado la existencia de interesantes ejemplos de dinámica orbital entre ellos. Me estoy refiriendo a satélites coorbitales, satélites troyanos, satélites pastores o satélites en resonancia entre sí.

Como es el caso de Encélado, que se encuentra en resonancia orbital 2:1 con Dione, en una situación astronómica similar al caso de Io y Europa, los satélites de Júpiter.

Una circunstancia que unida a su situación orbital, es el decimocuarto más alejado del planeta, y su gran variedad superficial, ya que tiene zonas aparentemente viejas y craterizadas, junto a superficies de apariencia más jóvenes y muy lisas.

Más el hecho de orbitar dentro de la parte más densa del anillo E, Encélado es uno de los principales satélites interiores de Saturno, y el reciente descubrimiento de una tenue atmósfera, todo esto junto, y a pesar de su pequeño tamaño, todo esto digo, hace pensar que es muy probable que esté geológicamente activo.

Lo que hace de él un importante atractor de investigación para el hombre. Una investigación que por ahora lleva a cabo la misión Cassini-Huygens.



1 comentario :

Norman García dijo...

¿Por qué llama a Encélado luna, si se trata de un satélite?