La esperpéntica expresión es del escritor español Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) y la espeta un borracho de la literaria taberna de Pica Lagartos. Lo hace dos veces en la escena III y es la última frase de la obra teatral, Luces de bohemia (1920).
Una crítica feroz de España y de los españoles.
“¡Cráneo privilegiado!” es una exclamación, en realidad una sinécdoque particularmente cruda, probablemente dirigida al personaje poeta Max Estrella, y con la que quiere manifestarle cómo lo ve: se trata de una persona privilegiada, con gran inteligencia y que llegará a ser importante.
Es otra de las celebradas expresiones valleinclanescas que, a la vista está, es plenamente aplicable casi un siglo después de ser creada y en diferentes contextos. Cráneos privilegiados reunidos.
De ahí que la utilizara cuando les hablaba de la leyenda de la Luna llena y el aumento de partos humanos.
Una frase a la que, desde el punto de vista de la ciencia, se le podría poner un pero. Me refiero en concreto al uso de la palabra cráneo. No sé si es el más adecuado. Estoy pensando que, quizás, lo fuera cerebro.
O no. Recuerden lo de la sinécdoque.
¿Cráneo o cerebro?
Si por cráneo se entiende a esa cavidad abierta y ovoide conformada por ocho huesos, que se encuentra en nuestra cabeza y nos protege de golpes. Y por cerebro a un órgano muy complejo que forma parte del sistema nervioso y que junto con otros componentes se alberga en el cráneo.Entonces es evidente que deberíamos decir cerebro y no cráneo.
Es él y no el cráneo, el encargado de regular las funciones del cuerpo y ser el órgano donde reside la mente y la conciencia humana. Un centro que ejerce una gran cantidad de tareas y cuya delicada naturaleza lo hace susceptible a muchos tipos de daños y enfermedades.
Para evitar los primeros, derivados de un golpe, está la cavidad ósea que es el cráneo. Sí, creo sin temor a equivocarme, que el borracho tabernario debió decir “¡Cerebro privilegiado!”.
No sé qué piensa al respecto. Ya me lo dirá si lo tiene a bien.
Pero ahora que lo pienso, me han venido a la memoria las clases de anatomía bachilleras. En el instituto aprendíamos que el encéfalo, parte superior y de mayor masa del sistema nervioso encargado de las funciones voluntarias, se compone de cerebro, tronco cerebral y cerebelo.
Entonces qué debemos decir, ¿cerebro o encéfalo? ¿O acaso son lo mismo?
Porque lo cierto es que no es infrecuente ver en determinadas literaturas, cómo se utilizan de forma indistinta e, incluso, equivalente. Un manejo algo confuso de los términos.
Bueno pues en éstas estamos. De cráneo a cerebro y de cerebro a encéfalo.
5 comentarios :
Gracias por su respuesta
Estoy montando la obra de teatro Luces de B. y esa frase me trae de cabeza. Partiendo de que es una sinécdoque da lo mismo decir cráneo, cerebro o encéfalo. Al final se trata de aludir al todo, por una parte.
También yo creo que se refiere a Max, pero no siempre. Sin duda es una exclamación, una especie de ¡Viva!, vacío de contenido semántico. De ahí que surja cuando en el lenguaje del personaje anterior se tiende a las exclamaciones. Se cuenta de los borrachos que dicen la verdad, pero el del texto no parece estar lo suficientemente bebido pues sigue una conversación en la escena 3.No así al final, donde dice la frase ya sin conciencia y que coincide con las alusiones a Max.
Creo que se trata de eso, una exclamación vacía que cobra sentido al final referida a Max, a lo que pudo haber sido y no fue.
En la obra aparece como *Previlegiado. El hecho de que se diga incorrectamente y por un borracho es lo más destacable de su uso en la obra.
Un artículo excelente. Me he sonreído bastante por la estructura gramatical en sí del comentario del borrachito: no pudo decir cerebro privilegiado; dijo lo que más usamos; cráneo. Y no solo el borrachito, sino la mayoría de nosotros. Ni siquiera pensar en cerebelo, ya no hubiese tenido la gracia ni la existencia del comentario.
El cráneo también puede ser "previlegiado" por el hecho de albergar en su interior semejante encéfalo.
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