Así es. La declinación magnética no tiene siempre igual valor, y hasta donde sabemos, éste depende, para empezar, de la posición y del tiempo.
Dependencia espacial
Con respecto al primer factor, la ubicación geográfica, la declinación puede variar de forma sensible de un lugar a otro. Por ejemplo si una persona se traslada de la costa occidental a la costa oriental de los Estados Unidos, puede llegar a registrar una variación en su valor, de entre veinte y treinta grados (20º y 30º).
Naturalmente depende de la ciudad de origen y destino elegida. Si son Nueva York y Los Ángeles, la distancia entre ellas es de cuatro mil novecientos cincuenta y ocho kilómetros (4958 km).
Pero la declinación magnética también puede experimentar pequeñas variaciones locales, causadas por diferencias geológicas corticales.
Por lo general, en la mayoría de los lugares, la causa de la variación es el flujo interno del núcleo de la Tierra.
En algunos casos se debe a yacimientos subterráneos de hierro, Fe(s) o de magnetita en la superficie terrestre, que contribuyen fuertemente a la declinación magnética.
Desde el punto de vista de la Geología la magnetita es un mineral constituido por una mezcla de óxidos de hierro, que responde en Química se conoce como óxido ferroso-férrico, Fe3O4 (s).
Dependencia temporal
A la dependencia del valor de la declinación magnética con el transcurso del tiempo se la conoce como variaciones seculares. Es el segundo de los factores indicados y fue descubierto en 1634, por el físico inglés Henry Gellibrand (1597-1637).Merced a esa dependencia temporal, una brújula que hubiese sido colocada en el centro de Padua en 1796, no habría marcado el mismo valor que marcaría en la actualidad, a pesar de que se colocara exactamente en el mismo sitio.
Una variación que de modo similar a como hicimos antes, podemos asociar con los cambios que experimenta el flujo interno del núcleo terrestre.
Pero la declinación magnética también puede experimentar variaciones diurnas, debidas en este caso a la radiación solar, una dependencia que dejamos aquí.
Por último añadir que la declinación magnética en un área dada, cambia muy lentamente, según lo alejado que se encuentre de los polos magnéticos.
Se estima que cada cien (100) años, la velocidad de cambio puede oscilar entre dos y veinticinco grados (2º-25º). Una variación insignificante para la mayoría de las personas que viajan, pero significativa cuando se emprenden estudios de mapas antiguos.
Un campo de investigación de lo más relevante.
Como relevante es el hecho desde el punto de vista anecdótico, de que ya en los albores del siglo XVII, han transcurrido nada menos que cuatrocientos años, Gilbert tuviera claro lo que era ciencia y lo que no. Lo que era medicina y lo que era falsa medicina.
Le comento esto, en relación con el negocio que hay montado alrededor de los fraudulentos brazaletes magnéticos, y que en más de una ocasión hemos enrocado. Las víctimas de estos timos harían bien en recordar su cita:
“La aplicación de magnetitas a todo tipo de cefaleas no las curan (como algunos creen ver), del mismo modo de que no las cura un casco de hierro o una gorra de acero”. Más claro agua. Lo de las pulseras no es ciencia.
Y como relevante también es el hecho, perdonen el inciso ‘magufo’, de cómo el hombre encontró una explicación para el magnetismo natural. Eso sí que es ciencia.
1 comentario :
Quizás la temática sea demasiado "dura" para un blog como éste.
Hace tiempo que no escribe de mujeres científicas.
De todas formas me guta como escribe
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