Utilizada de las dos formas, la abordaremos desde dos perspectivas diferentes: científica y lingüística. Vayamos con la primera.
Perspectiva científica
Con tal expresión se alude al método heurístico para la obtención de conocimiento, sea éste proposicional o procedimental, y que consiste en probar una alternativa y verificar si funciona. Así de simple. Que resulta que sí, que funciona. Pues entonces ya tenemos la solución. Ya sabemos que hacer. Cuestión resuelta.
Que resulta que no, que no funciona, que nos hemos equivocado. Pues entonces habrá que buscar otra respuesta. De modo que, vuelta a empezar. De ahí lo de ensayo o prueba y error.
Si lo piensa, ésta es la forma natural que tenemos de aprender los humanos, desde niño. Ante situaciones nuevas que resolver, buscamos la manera correcta por este método o sea probando.
Vamos aplicando una tras otra hasta que, de forma casual, la encontramos. Damos con la que soluciona el problema y es, por tanto, la que recibe un reforzamiento positivo.
Es una forma como cualquiera otra de aprender. Se piensa que la capacidad heurística es un rasgo característico de los humanos.
Una especie de arte, ciencia, técnica o procedimiento práctico e informal para resolver problemas. De forma breve algunos se refieren a ella como la ciencia del descubrimiento y de la invención.
Porque, etimológicamente hablando, la palabra heurística procede del término griego del que también deriva la palabra eureka, es decir, “lo encontré”.
El famoso Eureka de Arquímedes.
Perspectiva científica. Aplicaciones y limitaciones
Y aunque esta técnica se aplica con frecuencia y éxito, en diferentes campos como farmacología, química, ciencias de la información, etcétera y, además, forma parte del método científico en su formulación de hipótesis, no debemos obviar que presenta algunas limitaciones: 1. De entrada es un método que surge de la necesidad. Del mínimo o nulo conocimiento que tenemos sobre una materia, disciplina o especialidad; es lo que suele ocurrir cuando empezamos una investigación científica, nos encontramos perdido y no sabemos por dónde empezar.
2. Sólo está orientado a la búsqueda de soluciones. Con él no se intenta descubrir por qué funciona una solución, sólo aspiramos a lograrla.
3. En realidad no es un método óptimo. Hay que pensar que se aplica, únicamente, para encontrar una solución. La primera que aparezca, que ni tiene que ser la mejor ni, por supuesto, todas las posibles. (Continuará)
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