viernes, 18 de noviembre de 2011

El profesor Auguste Piccard (y II)

(Continuación) Sin duda nuestro hombre era uno de los grandes. Un físico de altura. Y les digo esto por triple motivo, recuerden la afición de Piccard de subir en globo para estudiar las enigmáticas radiaciones cósmicas.

Un físico de altura…
Unas radiaciones cuya naturaleza y origen ya habían preocupado en 1910 a Theodor Wulf (1868-1946), quien realizó, desde la torre Eiffel, una de las primeras investigaciones sobre su origen.

No se sabía si procedían del interior de la Tierra o del espacio exterior. Los resultados que obtuvo le llevaron a pensar que la radiación venía de fuera de la atmósfera.

De la misma opinión era Piccard quien decidió que subiría a la estratosfera para demostrarlo. Y tras varios intentos, el 27 de mayo de 1931 subía a la altitud record por entonces de 15 785 m, para realizar los experimentos proyectados.

Lo hizo en una cápsula presurizada de su propia invención hecha en aluminio, Al(s) de 2,1 m de diámetro y 3 mm de espesor. En esta ocasión le acompañó su asistente Paul Kipfer.

Una hazaña que volvió a repetir un año después, el 18 de agosto de 1932, ésta vez acompañado de Max Cosyns y alcanzando un nuevo récord, 16 200 m.

Aparte de estudiar los rayos cósmicos y los estratos ionizados de las capas altas de la atmósfera (estratosfera), pudieron ver la curvatura de la tierra como antes nunca la había visto un ser humano.

Una ventaja de subir más alto que nadie. Es lo que tiene.

Les decía de Picard que era, por razones obvias, un físico de altura. Pero ahora me veo en la obligación de decirles que también fue un físico de profundidades.

…Y de profundidades
Resulta que su espíritu aventurero y la experiencia adquirida con las capsulas presurizadas en los vuelos estratosféricos, le hicieron bajar la mirada.

Y se planteó que lo que servía en la altitud del espacio también podría hacerlo en la profundidad del océano. Dicho y hecho.

En 1937 presentaba un nuevo invento, un prototipo de batiscafo. Un pequeño vehículo sumergible de inmersión profunda, especialmente diseñado para llegar a grandes profundidades bajo el océano y capaz de soportar la enorme presión del agua.

La primera inmersión, sin tripulantes y con piloto automático, se llevó a cabo en aguas del archipiélago de Cabo Verde en 1948, se realizó en el batiscafo FNRS-2. Tras esta inmersión vinieron otras muchas que hicieron de Piccard un personaje muy popular.

Y como consecuencia de esta enorme popularidad, el dibujante y guionista Hergé, creador de Tintin, conoció a Piccard. Y tuvo claro que sería el trasunto de su profesor Tornasol.  

Recordemos que el profesor Tornasol hizo su aparición en El tesoro de Rackham el Rojo en 1943, en plena popularidad de Piccard.


1 comentario :

Anónimo dijo...

Buena conclusión de esta serie, sin duda alguna.